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La paz impulsa al destino Colombia

NEXOTUR | OPINIÓN EDITORIAL

Nexotur.com | Lunes 03 de octubre de 2016
Colombia emerge como destino. La ansiada firma del Acuerdo de Paz entre el Gobierno colombiano y la narcoguerrilla de las FARC, marca un antes y después de Colombia... como destino turístico. Así lo vaticina la Asociación Colombiana de Agencias de Viajes y Turismo (Anato), que confía en que el Sector Turístico sea verá fortalecido "con la construcción de un nuevo país sin conflicto".

En palabras de su presidenta, Paula Cortés, "la paz es una gran oportunidad para el crecimiento de Colombia, y para el Sector". Así, se muestra convencida de que el acuerdo histórico para dejar las armas se traducirá "en muchos más viajes y más ‘paquetes’ turísticos en el país".

El lastre que ha supuesto la violencia para el desarrollo económico —y turístico— de Colombia es notorio. Así lo constataban los viceministros de Turismo de Colombia en la Conferencia Iberoamericana CIMET, año tras año, al ver como las inversiones hoteleras españolas iban a sus países vecinos, mientras las grandes cadenas hoteleras españolas no invertían en Colombia.
La paz sirve para minimizar el estigma de la violencia y la guerra, reduciendo el ‘riesgo-país’
Una realidad que, afortunadamente, ha ido cambiando conforme se normalizaba la situación del país. Pero que se veía condicionada por el elevado "riesgo país" de Colombia, que dificultaba el acceso a la financiación e impedía acometer proyectos hoteleros. Un "riesgo país" que podría reducirse ahora drásticamente, e incluso desaparecer, tras la firma del Acuerdo de Paz, propiciando así el incremento de la inversión exterior. Y con el consiguiente impulso a la economía colombiana.

El hábil golpe de efecto del presidente Santos, que ha culminado con el proceso de paz una inteligente y eficaz acción de marketing de ámbito global, ayuda a despejar el estigma de la violencia y contribuye a levantar el veto a Colombia que le impusieron los mercados.

La dificultad de acceso al crédito durante la última década, en la que los países emergentes de Iberoamérica no han dejado de crecer (y endeudarse), ha propiciado en Colombia un crecimiento sano, basado en el impulso interior y no en la inversión extranjera. Lo que deja un país con unas empresas y familias escasamente endeudadas y un formidable potencial de crecimiento.

Tras exportar el flagelo del narcotráfico a México, y lograr que la guerrilla cambie las armas por la política, Colombia afronta un posconflicto sin precedentes, que "llega con muchos retos", como advierte la presidenta de Anato.

Convertida en una gigantesca campaña de imagen de la marca-país, la paz en Colombia sirve como una gran acción de marketing a escala mundial, que permite superar el reto que ya conjuraba la Administración turística con el provocador eslogan de Colombia como destino emergente: "el riesgo es que te quieras quedar".

Pese a ser el último país en llegar a la recuperación económica en Iberoamérica, Colombia emerge como una nueva potencia local y, ahora sí, será objeto de deseo de las inversiones turísticas del empresariado internacional y, especialmente, de la Hotelería española.

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