La Fundación Huesca Congresos (FHC) organizó del 10 al 12 de septiembre un viaje de familiarización para un grupo de profesionales y periodistas especializados en MICE para que conocieran la oferta de la provincia, de la que destacaron, entre otros aspectos, la observación de buitres como una de sus principales actividades complementarias a una reunión.
La asociación Fondo de Amigos del Buitre, creada en 1986 desarrolla varios proyectos de investigación en torno a estas aves y, además, facilita la organización de visitas guiadas para ver el aporte de comida a los buitres. Estas visitas se realizan en el muladar —zona especialmente acondicionada para el alimento de las aves rapaces— de Santa Cilia de Panzano (a poco más de media hora de la capital oscense) una vez a la semana y en grupos de un máximo de 25 personas.
En el caso de viaje de familiarización, el investigador Manu Aguilera fue el encargado de alimentar a los buitres, además, el caso de Aguilera, según afirman desde la Fundación Huesca Congresos, "es único en el mundo", ya que ha conseguido que los buitres no huyan cuando les lleva la comida e, incluso, se acercan a él hasta el punto de que "les da huevos de gallina prácticamente en la boca". "En otros muladares —añaden desde la FHC— les dejan comida pero los buitres no se acercan hasta que se marchan los humanos".
Los buitres son la pasión de Manu Olivera desde los 12 años. Hace 34 años que de forma voluntaria alimenta a los buitres en distintos muladares, pero sobre todo en el de Santa Cilia de Panzano (muy cerca de Huesca, en la Sierra de Guara), localidad donde también se encuentra la Casa de los Buitres, el centro de interpretación, abierto desde el año 2004.
Las visitas guiadas
Las visitas guiadas para ver cómo se alimentan a los buitres en el muladar de Santa Cilia de Panzano comenzaron a organizarse en el año 2004, al igual que el centro de interpretación de la Casa de los Buitres, con el objetivo de colaborar en la supervivencia del pequeño pueblo. Estas visitas se organizan una vez a la semana y en grupos de un máximo de 25 personas, que deben permanecer en silencio para no asustar a los buitres mientras Manu Aguilera les da de comer. Entonces, unas 200 o 300 aves vuelan a la vez hacia el investigador, que les deja la comida y permanece con ellos unos minutos. El silencio es muy importante en esta actividad, ya que los buitres solamente reconocen la voz de Manu Aguilera, si no, las aves se asustan y huyen.
La FHC afirma que en 2013 acudieron a estas visitas unas 1.000 y no ha sido hasta este año cuando se ha empezado a contabilizar la procedencia de estos visitantes (investigadores y turistas). Así, entre junio y agosto de 2014, han asistido un total de 746 personas, de ellos casi 200 han sido holandeses, mientras que el resto se reparten entre españoles, ingleses, alemanes y franceses, muchos de ellos investigadores o especialistas en ornitología.