Los dos últimos meses de 2013 y los dos primeros de 2014 tienen algo en común: las ventas han crecido. A diferencia del comercio que, tras ver crecer las ventas en noviembre, volvió a desplomarse en diciembre, y continúa sin dar signos de crecimiento sostenido, las reservas van mucho mejor.
Y no sólo para las grandes redes, como Halcón o El Corte Inglés, que crecen por encima del 6%, pese a haber cerrado puntos de venta y contar con menos personal. Las que mejor van, proporcionalmente a su tamaño, son las agencias independientes que están creciendo por encima del 10%. Y del 20% en mercados como el catalán.
Cruceristas, aseguradoras y mayoristas de viajes, por este orden, están incrementando sus reservas para la temporada de verano (¡entre el 15% y el 60%!) entre las agencias independientes de determinados Grupos comerciales.
La gran pregunta es: ¿está el emisor español ante una recuperación de la demanda, que se traduce en más ventas? ¿O se trata de un cambio en el comportamiento del cliente, que ha decidido anticipar la reserva de sus ansiadas (y necesarias) vacaciones, para evitar sorpresas de última hora?
Lo cierto es que, ya desde noviembre, las mayoristas de grandes viajes asistían —más preocupadas que esperanzadas— a una inusitada multiplicación de presupuestos, solicitados tanto por agencias como por clientes finales en sus web. El sobreesfuerzo exigido —que entonces no se interpretó como síntoma del adelanto en las reservas— llevó a algunos turoperadores incluso a plantearse cobrar un fee por cada plan de viaje o presupuesto, ante el temor de estar ante una (costosa) sobredemanda de información, cuyo fin era sólo comparar precios. Pero las reservas, para alegría del Sector, están cerrándose.
Claro que pude tratarse de una suerte de espejismo si, en mayo y junio, esta parte de las ventas deja de realizarse, porque las reservas ya estaban hechas.
Sea como fuere, bienvenido sea el adelanto de reservas, que coincide con la recuperación de los precios (...y del margen perdido), y que puede contribuir a que la oferta de última hora no sea más provechosa que la reserva anticipada. Y que los clientes perciban que reservar con tiempo resulta rentable.
Porque, lamentablemente, la Semana Santa parece haber dejado de ser una temporada de ventas digna de tal nombre, para convertirse en solo un puente más.
Del análisis de los datos de marzo y, sobre todo, los del segundo trimestre (abril, mayo y junio), podrá deducirse si estamos ante un adelanto en las reservas... O que los viajes se zafan del parón del consumo. Algo poco probable, a la vista de la parálisis del comercio. Pero factible en el gran viaje, ante la acumulación de ahorro en determinados grupos de consumidores (como los funcionarios), y la creciente necesidad de los clientes de disfrutar, descansar y olvidarse temporalmente del sufrimiento —y el estrés— que genera esta crisis.
Sólo el tiempo lo dirá. Pero es una luz en el túnel.
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