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‘Calma chicha’ en el mar de los Sargazos

EL SECTOR, ANTE SU PEOR CRISIS

La ‘calma chicha’ en que está sumida la actividad de las agencias asemeja al mercado con el mar de los Sargazos

Martes 26 de junio de 2012

Las ventas para la temporada de verano continúan a cámara lenta. Y esta parálisis del consumo de viajes afecta a todos. No importa el tamaño del navío, todos en el Sector temen por los devastadores efectos de una calma chicha que —pese al severo recorte en los costes— impide que entre dinero en caja.



Y lo peor es que nadie, ni siquiera los capitanes más experimentados, atisban el horizonte tras este mar de los Sargazos en que parece haberse convertido la economía.

Situado entre Estados Unidos y Europa (como la crisis que hoy nos atenaza) en el océano Atlántico, el mar de los Sargazos fue el notable escollo que hubo de superar Colón para el descubrimiento de América.

Como en la actual crisis, la procelosa navegación en el mar de los Sargazos tuvo la triste fama en los siglos XVII y XVIII de convertirlo en un inmenso cementerio de buques. Este sepulcral escenario, que tanto se asemeja al deprimido mercado actual, se caracteriza por la ausencia de vientos y de corrientes marinas que, en ausencia de motor (o del crédito), dificulta a los barcos a vela llegar a puerto.

La rémora de quiebras e impagos actúan como sargazos (algas), en parte ya muertas, que forman bosques marinos superficiales (y en descomposición) de este peligroso mar, que se extiende por el horizonte hasta donde alcanza la vista. Así, las corrientes marinas se interceptan y anulan, mientras impulsan a las aguas interiores en un círculo concéntrico que se mueve en sentido horario, mientras el centro permanece sin movimiento aparente, en desesperante calma chicha.

La crítica situación que vive la mayoría de pequeñas y medianas empresas, y no solo del Sector Turístico, entre la espada (el desplome del consumo) y la pared (la sequía crediticia), se contrapone con los beneficios que continúan cosechando los oligopolios, para quienes el crédito sí continúa fluyendo, mientras gozan del viento a favor que les asegura su presencia en otros mercados, incluyendo a los emergentes.

Una coyuntura que asemeja a las agencias con las aguas superficiales y relativamente cálidas e intransitables del mar de los Sargazos, a diferencia de las más profundas, tan densas como frías. Así, las aguas de la superficie, repletas de algas en descomposición, apenas se mezclan con el agua rica en minerales de las capas inferiores, impidiendo la vida animal.

El ritmo de las ventas sigue inusualmente bajo, mientras que el verano se aproxima. La escasa actividad de las agencias, en esta calma chicha en que se ha convertido el consumo de viajes, incrementa el nerviosismo de las tripulaciones, mientras que los capitanes otean el horizonte, a la espera de unos vientos que no llegan.

Calma chicha a la que, con la solvencia del Reino de España casi a nivel de bono basura, no se le ve el final. Salvo por el maremoto de la insolvencia que amenaza la estabilidad tanto de grandes naves o redes minoristas, como de unas microempresas cuya liviana envergadura a vela ha sido el mejor atributo para difíciles singladuras, pero que necesitan del motor de la dinamización y el crédito.

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