Euskalduna Bilbao abrió ayer, 19 de febrero, las celebraciones por su 25 aniversario con un evento dirigido al todo el equipo profesional del Palacio de Congresos y de la Música durante el último cuarto de siglo
Hace 25 años, un 19 de febrero, Sebastián Pérez de Palomar, antiguo trabajador de Euskalduna, y Ana Orue, estudiante de música de entonces 11 años, rompían una botella de champán contra la quilla del último buque del antiguo astillero.
Millones de personas han conocido Euskalduna Bilbao y han disfrutado de las posibilidades que ofrece este edificio multidisciplinar
Era el inicio del Palacio de Congresos y de la Música de Bilbao, un gesto que simbolizó la transformación de un espacio que no ha parado de seguir la evolución de la ciudad. El cambio de una economía basada en la industria a la apuesta por el sector de los servicios.
Desde aquella fecha, millones de personas han conocido Euskalduna Bilbao y han disfrutado de las posibilidades que ofrece este edificio multidisciplinar. Infinidad de eventos culturales y un enorme número de congresos se han celebrado hasta la fecha y en el horizonte, ya con 25 años cumplidos, sigue vislumbrándose una gran actividad cultural y congresual de calidad.
Este aniversario llega además en una época de bonanza para Euskalduna Bilbao en la que ha batido récords en diferentes aspectos y ha dejado clara su recuperación después de una época de incertidumbre y llena de obstáculos donde todo el equipo del Palacio de Congresos y de la Música supo adaptarse a la situación para no solo aguantar, si no para salir reforzados.
Euskalduna Bilbao conmemoró ayer 25 años de historia convertido en un referente cultural y congresual de la ciudad. En honor a esta ocasión, se llevó a cabo un evento especial de reencuentro, donde el equipo de trabajo actual y todos aquellos que han contribuido a lo largo de estos años se reunieron una vez más.
Este evento de reencuentro fue una oportunidad para reconectar con antiguos colegas, compartir experiencias y celebrar los logros alcanzados a lo largo de este cuarto de siglo. Además, fue un momento para reconocer la importancia del trabajo en equipo y la dedicación de cada individuo en la construcción y evolución de Euskalduna Bilbao como un referente cultural en la ciudad y más allá.