La evolución dependerá de la velocidad de la contención y de la duración de las restricciones de viaje y el cierre de las fronteras
Esta preocupación llega tras conocer que la caída en las llegadas de turistas internacionales durante el primer trimestre de 2020 es de un 22%, según el último Barómetro OMT del Turismo Mundial. Estos datos se refieren a un periodo en el que el impacto del coronavirus en el Turismo aún no había llegado ni mucho menos a su clímax. Sin embargo, si nos fijamos solo en el mes de marzo, el desplome ha sido de un 57% tras el inicio del confinamiento en numerosos países. Por ello, la OMT estima que la crisis podría llevar a un declive anual de entre el 60% y el 80% en comparación con las cifras de 2019. "El Turismo ha recibido un duro golpe, y son millones los puestos de trabajo que se encuentran en peligro en uno de los sectores de la economía que más mano de obra emplea", lamenta el secretario general de la OMT, Zurab Pololikashvili.
Las perspectivas para el año han sido corregidas a la baja varias veces desde que surgiera el brote y la incertidumbre continúa dominando. Desde OMT, apuntan que la evolución dependerá de la velocidad de la contención y de la duración de las restricciones de viaje y el cierre de las fronteras. Desde la Organización barajan actualmente tres escenarios para 2020, que se basan en tres posibles fechas para la apertura gradual de las fronteras internacionales.
El primer escenario (-58%) está basado en la apertura gradual de las fronteras internacionales y la relajación de las restricciones de viaje a principios de julio. El segundo (-70%) se centra en la apertura gradual de las fronteras internacionales y la relajación de las restricciones de viaje a principios de septiembre. Finalmente, el tercero (-78%), está basado en la apertura gradual de las fronteras internacionales y la relajación de las restricciones de viaje solo a principios de diciembre.
En estos tres escenarios, el impacto de la caída de la demanda de viajes internacionales podría traducirse en entre 850 y 1.100 millones de turistas internacionales perdidos; una disminución de entre 843.000 millones y 1,1 billones de euros de los Estados Unidos en ingresos por exportaciones del Turismo; y entre 100 y 120 millones de puestos de trabajo en empleo directo del Turismo bajo amenaza.