Andalucía es el destino preferido por los turistas para viajar en familia en cualquier época del año y, los pueblos de costa, los lugares favoritos para las vacaciones de verano y Semana Santa. Así se desprende del VI Estudio de Turismo Familiar en España que ha presentado la Federación Española de Familias Numerosas (FEFN), y que sitúa el impacto económico del turismo de las familias numerosas en 2018 en 2.252 millones de euros.
Según este estudio, el hotel continúa siendo el alojamiento preferido para los viajes en familia, con un incremento del 6,2% respecto a 2017. Además, para este segmento de la población es prioritario que el alojamiento esté adaptado a sus necesidades, y cada vez le dan más importancia a la calidad y a la personalización del viaje. De esta forma, hoteles como La Bobadilla, a Royal Hideaway Hotel (Granada) o Barceló Montecastillo (Jerez de la Frontera) se sitúan a la cabeza, tanto por su ubicación como por su propuesta de viaje experiencial.
El impacto económico del turismo de las familias numerosas en 2018 se estima en 2.252 millones de euros
En base a esta tendencia, Barceló Montecastillo (Jerez de la Frontera) dispone de un alojamiento para familias gracias a sus renovadas y coloridas villas unifamiliares en las que, además, se admiten mascotas. Una opción que aporta amplitud y comodidad en un entorno natural único. Además, el hotel combina la filosofía Healthy & Sporty y pone a disposición de las familias clases de mini-tenis gratuitas para los más pequeños y una de las actividades deportivas que más popularidad tiene entre los huéspedes: el golf. El hotel cuenta con uno de los mejores campos de España diseñado por el estadounidense Jack Nicklaus.
La Bobadilla, a Royal Hideaway Hotel ofrece, por su parte, una opción de viaje en familia en la que la conciencia medioambiental cobra especial importancia, con propuestas que tratan de educar a los más pequeños en el respeto al entorno. Entre las actividades más demandadas se encuentran, por ejemplo, los talleres de Educación Medioambiental. En ellos, niños a partir de tres años aprenden a desarrollar proyectos creativos que nacen de la interpretación de la naturaleza como material de creación plástica y fuente de inspiración. Durante estos cursos, los niños emplean materiales que provienen directamente de la naturaleza, reinterpretándolos en originales creaciones como cuadros, pisapapeles, adornos, máscaras, etcétera. Además, el hotel cuenta con actividades de repostería con productos de proximidad y con una granja escuela durante los meses de verano.