Los nuevos inversores turísticos, atraidos por grandes propiedades
Son muchos los propietarios de Andalucía que han decidido sacar a la venta sus singulares propiedades
viernes 08 de julio de 2016, 07:00h
Según Lançois Doval, empresas agroalimentarias como las almazaras y bodegas en Andalucía, así como los cortijos y fincas olivares están empezando a atraer nuevas iniciativas de inversión, que unidas a actividades turísticas interesan tanto a inversores nacionales e internacionales.
El oleoturismo encaja dentro del turismo ajeno a las masas, convirtiéndose en un nuevo modelo turístico basado en la gastronomía, el paisaje y la cultura tradicional, siendo España el país con más hectáreas cultivadas de olivo.
En la actualidad, y con el resurgir de la actividad económica e inversora así como también la buena marcha del mercado turístico, son muchos los propietarios de grandes fincas de olivos y de almazaras en Andalucía que han decidido sacar a la venta sus singulares propiedades. Y es que grupos inversores nacionales e internacionales sondean España interesados y atraídos por fincas productivas y también almazaras privadas para adquirirlas.
Según Robert Menetray Doval, fundador de la consultora de comunicación inmobiliaria Lançois Doval “actualmente se gestionan diversas demandas a nivel nacional de propiedades singulares que incluyan almazaras o bodegas, con el fin de convertirlos, por parte de inversores nacionales, en exclusivos complejos turísticos.
Hoy en día, añade "Podemos encontrar a precio realmente interesante, un auténtico cortijo tradicional andaluz ubicado en una finca de 4 hectáreas, con 300 olivos en producción. La vivienda está restaurada respetando el estilo rústico original y consta de una superficie total construida de 1.586 metros cuadrados y una superficie de 750 metros cuadrados construidos, incluyendo 12 dormitorios, un antiguo molino de aceite, un horno de ladrillo refractario, cuadras, desvanes, entre otros".
Despertar del oleoturismo
En Andalucía está ganando terreno una experiencia didáctica y lúdica a partes iguales consistentes en rutas y actividades relacionadas con el aceite. Impulsadas muchas veces por las propias instituciones -para promocionar uno de los productos estrella de la región- como por las asociaciones de productores y almazaras individuales, estas iniciativas siguen un camino que recuerda poderosamente al enoturismo (turismo del vino). Catas, demostraciones, divulgación de la historia del sector un nuevo filón para las empresas turísticas.