Para ello, se pasa de patentes "débiles", que generan a menudo burbujas tecnológicas, alta litigiosidad y monopolios injustificados, a patentes "fuertes", comparables a las de los Sistemas Internacionales y países industrializados. También se simplifican los procedimientos y se adapta la normativa al marco internacional de propiedad industrial, favoreciendo la internacionalización de las empresas.
El proyecto de Ley de Patentes clarifica y simplifica el procedimiento de concesión de la patente, que siempre conllevará un examen previo. Además, se adapta la normativa española al ámbito comunitario y a otras normas y tratados internacionales. Por otro lado, se fomenta la iniciativa emprendedora mediante la reducción de un 50% de la tasa para la obtención de una patente para los emprendedores.
Las patentes se hacen más fuertes, lo que significa que siempre llevarán un examen previo que acredite que la invención es nueva, inventiva y tiene aplicación industrial. Si no se cumplen estos requisitos, no se concederá la patente.
Los modelos de utilidad, para invenciones menores también se fortalecen. Se modifica su régimen mediante el requisito de novedad mundial. Además se garantiza su solidez mediante la exigencia del informe sobre el estado de la técnica prejudicial. Por último, se incluyen expresamente entre los títulos de protección los Certificados Complementarios de Protección, o CCP.