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El valor de los Grupos comerciales

La agencia independiente, cuya fórmula de integración es el Grupo, debería contar con el apoyo de los Gobiernos

martes 16 de septiembre de 2014, 02:00h

Los Grupos comerciales vuelven a la carga. La agencia de viajes independiente ha sufrido una triple pinza, a causa de la suma de la crisis (con un desplome del gasto en viajes sin precedentes) más la presión de las grandes redes (con su expansión vía franquicias) y la espada de Damocles de Competencia.

Este durísimo período, que tantos modelos de negocio ha cuestionado, no ha  podido con los Grupos comerciales, que recuperan ahora la iniciativa con sus Convenciones anuales.

La mejora de las expectativas de facturación (pese a que las ventas han quedado por debajo de unas reservas especialmente adelantadas), ha sido el mejor reconstituyente para los Grupos y las agencias independientes, parte de las cuales llegaron a creerse la falacia de que no había sitio para unos "intermediarios", a los que se tildó de "vivir a costa del proveedor".

Los Grupos comerciales (antes "de gestión") son y serán un instrumento imprescindible para la concentración de los agentes independientes, una parte esencial para mantener la competencia en un mercado donde las grandes redes son cada día mayores.  Concentrar compra (ganando así fuerza negociadora), generar marca y compartir acciones de promoción y marketing (manteniendo el acento en la tienda de proximidad pegada al cliente) y diseñar estrategias conjuntas (creando departamentos colectivos de producto e innovación, inaccesibles para los pequeños), son activos que justifican, sino exigen, la pervivencia de los Grupos comerciales. Se trata, en suma, de una fórmula de concentración idónea para los agentes independientes... incluso una fase previa a la integración de microempresas que, bajo marcas y estructuras comunes, podrían actuar como las grandes redes.

El individualismo ha sido, sin duda, el principal obstáculo para la integración de las pequeñas agencias. Pero la dureza de la crisis ha tenido un efecto balsámico para estas resistencias. Muchos pequeños y medianos agentes de viajes, quizá por ver las orejas al lobo, y alentados por el éxito de procesos de integración (mediante la fusión de agencias en una gran empresa), están en disposición de diluir su participación y convertirse en cola de león, y dejar de ser cabeza de ratón.

Las dos grandes opciones están claras: la integración en una gran red (mediante una franquicia) o en un Grupo comercial (como fórmula para generar sinergias y poder de compra o como el paso previo a una unión posterior).

Aplazada la amenaza de Competencia, que a punto ha estado de darles el tiro de gracia a las agencias independientes (precisamente cuando más débiles y desmotivadas estaban), los Grupos recuperan la iniciativa. Es el caso de los que cuentan con un mayor número de asociados, como Airmet y GEA, que preparan ya la artillería para mostrar en sus Convenciones su potencia de fuego. Al igual que los Grupos más "territoriales", como Avasa.

Los proveedores saben que las agencias independientes, pese a su dificultad para direccionar ventas, son esenciales para no estar en manos de la gran distribución. Y el Gobierno, y en especial Competencia, debieran saber que los agentes independientes, lejos de atentar contra la libre competencia, son sus mejores garantes. Plantear que los Grupos son en si un mercado, al margen del resto de las minoristas (como ha hecho la CNMC) es un dislate, que ojalá corrija la Audiencia Nacional, tras al recurso planteado por un Grupo comercial.       

El Sector necesita a los Grupos, porque son garantía de competencia y una fórmula de integración esencial para que perviva este tejido de microempresas. Y tanto la Secretaría de Estado como las Direcciones Generales de Turismo debieran defender (y apoyar) a los Grupos de independientes.

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