Junto a estos, también destacan otros como la implementación de medidas y políticas que anticipen el impacto en los habitantes y en los visitantes, y la ampliación de la diversificación motivacional y la reducción de la dependencia de los mercados emisores.
Es necesario equilibrar los recursos locales, el bienestar de los residentes y la evolución turística
Además de estar marcado por los récords de llegadas y gasto, este último verano también ha destacado por la cantidad de manifestaciones realizadas en contra de la masificación turística. Y es que esta situación supone un enorme conflicto para gran parte de los residentes de las zonas más visitadas de España, como son Cataluña y Baleares. En este sentido, desde el Ministerio de Industria y Turismo y con el objetivo de paliar estos efectos negativos, se está apostando por un modelo de gestión que priorice el gasto en vez del número de turistas.
Esta estrategia parece estar dando sus frutos si se observan los últimos datos registrados: España recibió 86.471 millones de euros en gasto hasta agosto, un 17,6% más, por los más de 64,3 millones de turistas internacionales que llegaron hasta ese mes, creciendo estos un 11,2%. Ambas estadísticas crecen, pero el gasto registrado lo hace a un mayor ritmo. Sin embargo, esto no es suficiente para la coyuntura que se está produciendo actualmente en el país.
Según la plataforma de inteligencia turística Mabrian, es necesario apostar por un enfoque holístico, basado en datos que contribuya a equilibrar los recursos locales, el bienestar de la comunidad y el crecimiento del Turismo. Esta es una de las conclusiones del libro blanco ‘Una hoja de ruta para alejar los destinos del sobreturismo’, desarrollado por esta compañía en colaboración con Phocuswright, y en el cual también se destaca la necesidad de innovar en análisis y planificación utilizando indicadores clave de desempeño integrales y herramientas que saquen partido a la inteligencia de datos.
Los indicadores que se proponen interactúan entre sí, lo que favorece el diseño de objetivos combinados y personalizados para cada uno de los destinos analizados. En primer lugar, hablan de la distribución del gasto turístico y es que, además de medir el gasto por visitante y categoría, “es vital entender cómo se distribuye”. En este caso, un destino menos afectado por el sobreturismo tiende a tener una distribución más uniforme del gasto en todo su territorio, lo que beneficia tanto a su economía como al bienestar local. Para ello, se deben capitalizar las preferencias de los viajeros.
La reducción de emisiones de CO2 es crucial para minimizar el impacto ambiental del Turismo y más aun teniendo en cuenta que el transporte aéreo representa el 55% de la huella de carbono del Sector Turístico. El análisis de las emisiones de CO2 a lo largo del tiempo y, también por mercado emisor y visitante, así como la relación entre el gasto de los viajeros y las emisiones generadas, pueden ayudar a los destinos a centrar sus esfuerzos en atraer los segmentos con una mejor ratio gasto-emisiones. Por ejemplo, Turespaña implementó una estrategia para atraer a viajeros con este perfil y, entre 2022 y 2023, logró una reducción del 4,9% en la huella de carbono por visitante a España y un aumento del 5,1% en los ingresos turísticos por viajero.
Más indicadores
La concentración de la oferta turística es otro indicador clave y es que la densidad y la presión humana se asocian comúnmente con el sobreturismo más que con la sostenibilidad, pero existe una disparidad en la percepción de los viajeros. Según datos de Phocuswright, mientras que entre el 43% y el 61% de los viajeros evitaron destinos el año pasado debido a preocupaciones de sostenibilidad, solo entre el 13% y el 21% consideraron visitar destinos menos concurridos como una práctica sostenible. Por lo que, entender el alcance de la concentración de alojamientos y atracciones es crucial, tanto para aumentar el confort de los viajeros como para garantizar el bienestar entre los habitantes del destino.
Por otra parte, una gestión sostenible y eficaz del sobreturismo, según Mabrian y Phocuswright, requiere diseñar medidas y políticas que anticipen el impacto en los habitantes y en los visitantes, con el objetivo de mitigar lo que denominan como disonancia de la sostenibilidad. Esto es, la brecha entre la intención de viajar de forma sostenible y las elecciones reales de los viajeros. Se trata de implementar mensajes y estrategias mejor segmentadas para fomentar la participación y así conocer de primera mano las percepciones sobre la sostenibilidad turística de un destino.
Además de todo esto, ambas compañías proponen llevar a cabo estrategias para ampliar la diversificación motivacional y reducir la dependencia de los orígenes o mercados emisores, apoyándose en una mayor diversidad de experiencias, atracciones y productos turísticos, lo que contribuye a reducir la demanda estacional y la presión sobre zonas saturadas, fomentando alternativas distribuidas más uniformemente a lo largo del territorio y del año.