De las 18 empresas españolas del ranking, solo Mapfre ha establecido un objetivo para reducir las emisiones de los vuelos de negocios para 2024 (-8 %). Un primer paso a valorar pero insuficiente para reducir el impacto climático total de sus vuelos corporativos.
En el ámbito global, sólo 50 empresas de las 322 evaluadas cuentan con objetivos de reducción de sus viajes de negocios. De las empresas que tienen objetivos, tan sólo Novo Nordisk (farmacéutica, Dinamarca), Swiss Re (financiera, Suiza), Fidelity International (financiera, Reino Unido) y ABN Amro (financiera, Países Bajos) cumplen con todos los principales criterios requeridos: informar de las emisiones de los viajes en avión y comprometerse a reducirlas en un 50 % o más para 2025 o antes.
Para la elaboración del ranking, Travel Smart ha analizado 10 indicadores relacionados con diferentes parámetros relacionados con las emisiones de los viajes aéreos, los objetivos de reducción y la presentación de informes de las compañías. En función de su puntuación, las empresas reciben una calificación de A, B, C o D.
En lo que se refiere a las empresas españolas, la inmensa mayoría (16) ha obtenido una puntuación C, mientras que una obtuvo la calificación B y otra la D.
Como novedad, por primera vez el ranking 2023 evalúa si las empresas reportan sobre las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a sus vuelos distintos del CO2. En este sentido, la clasificación concluye que tan sólo dos empresas españolas, Mapfre y Telefónica, informan sobre todas las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a los vuelos corporativos.
Gases de efecto invernadero
Muy pocas empresas reflejan el impacto completo de los vuelos de negocios contabilizando los efectos no relacionados con el CO2. Como ya denunció la Agencia Europea de Seguridad Aérea en un informe, el impacto climático de los vuelos de negocios va más allá de las emisiones de CO2. Los motores de los aviones emiten otros gases -óxidos de nitrógeno (NOx), dióxido de azufre (SO2) y agua (H2O)- y partículas como el hollín. Se trata de emisiones distintas del CO2, y se calcula que tienen el doble de efecto de calentamiento climático que el CO2 emitido por los vuelos.
Reducir las emisiones de la aviación es ahora más crucial que nunca, para no superar el límite de 1,5 °C de calentamiento global establecido en el Acuerdo de París.
Reducir las emisiones de la aviación es ahora más crucial que nunca, para no superar el límite de 1,5 °C de calentamiento global establecido en el Acuerdo de París.
Volkswagen, KPMG y Johnson & Johnson son las tres principales empresas emisoras de la clasificación Travel Smart sin objetivos para reducir las emisiones de los viajes corporativos.
En el panorama español las compañías que más emitieron en 2019 como consecuencia de sus vuelos corporativos fueron Indra (62.787 toneladas de CO2), Banco Santander (53.445 t CO2) e Inditex (34.219 t CO2).
El estudio muestra que el 10 % de las empresas que más vuelan del ranking emiten tanto como el 90 % restante. De ahí la importancia de que estas grandes emisoras se doten de objetivos de reducción de emisiones para conseguir el objetivo global de la campaña de disminuir un 50 % las emisiones de los viajes aéreos corporativos para 2025.
La implantación de los combustibles menos contaminantes y los aviones de emisiones cero no será una realidad antes de 2030, y la compensación no puede sustituir a la reducción de emisiones. Por todo ello, durante esta década crítica hasta 2030, la mejor manera de reducir las emisiones de la aviación es volar menos.
La campaña Travel Smart pide a las empresas que fijen objetivos ambiciosos para reducir las emisiones de los viajes corporativos, que cambien el avión por el tren cuando sea posible y que den prioridad a las videoconferencias como sustituto de los vuelos de larga distancia.
“Las empresas hacen la vista gorda ante los perjuicios de volar por trabajo” ha declarado el responsable de la campaña de aviación y ferrocarril de Ecologistas en Acción, Pablo Muñoz Nieto, “La mayoría de las multinacionales estudiadas están tomando muy pocas o ninguna medida con respecto a los vuelos de negocios, lo que hace que cualquier otro objetivo de viajes carezca de sentido en el contexto de la lucha contra el cambio climático”.