A pesar de seguir posicionada como la gran red minorista de agencias de viajes del país, con una facturación de 2.290 millones de euros en 2010, Viajes El Corte Inglés no es ajena a la crisis económica. En declaraciones a NEXOTUR, su director comercial, Manuel de la Rosa, explica que "nos vamos acercando, pero no estamos todavía en un ciclo de crecimiento sostenido y consolidado". Así, reconoce que "aunque las cifras son mejores que las del año anterior, seguimos percibiendo una notable debilidad de la demanda en los distintos ámbitos de negocio y un menor gasto de los consumidores, lo que se traduce en un descenso del precio medio de las operaciones de venta".
Dada la situación actual del mercado, De la Rosa resalta que "la rentabilidad sigue siendo la asignatura pendiente para la agencia tradicional". Así, señala que "la desintermediación sigue a la orden del día, la competencia es muy dura y la estructura de coste es difícil de adelgazar". Todos estos aspectos "influyen muy directamente y hacen que sea complicado mantener ciertos niveles de nuestro margen", añade.
La desaparición de Marsans ‘generó incertidumbre’
Entre los factores que han propiciado que Viaje El Corte Inglés cierre el año con un beneficio de 63,3 millones de euros podría estar el cierre de Viajes Marsans. Al respecto, el directivo indica que "el cese de actividad de uno de los comensales provoca que los consumidores acudan a otros puntos de venta, lo que ha beneficiado a diversas redes". "La retirada de Marsans ha supuesto que al menos durante el año pasado haya sido menos complicado quedarse con un trocito de pastel, pero sin duda lo difícil es mantenerlo". No obstante, De la Rosa aclara que siempre ha mantenido que "la competencia es sana, y la desaparición de una agencia de viajes no es algo positivo, ya que genera cierta incertidumbre en el consumidor".
De la Rosa también se pronuncia sobre la estrategia basada en precios de determinadas agencias, advirtiendo de que "tienen peligros potenciales, como por ejemplo poner en riesgo el margen, que ya de por sí es más bien escaso". Además, considera que "este tipo de políticas van ligadas a la oferta de última hora, lo que distorsiona notablemente la demanda en el tiempo y acostumbra al cliente a retardar la compra".










