Uno de esos hoteles es el Bangkok Tree House, ubicado en Thonburi, se alza en el pulmón verde de la que probablemente sea la ciudad más agitada del plantea; un remanso de paz y naturaleza accesible sólo a pie, bicicleta o lancha donde las tradiciones se mantienen como hace cientos de años.
Entre sus opciones de alojamiento destaca la casa del árbol familiar construida con materiales sostenibles como el bambú, con tres habitaciones y vistas al majestuoso río Chao Phraya, en el que además se puede dormir sobre una cama flotante a la deriva.
Escondido hace honor a su nombre. En una playa virgen de la costa del estado de Oaxaca se encuentra este recóndito hotel sumergido en un jardín de cactus. Cuenta con dieciséis palapas de 35 metros cuadrados de colores vivos y decoración típica. Las cabañas cuentan con zona exterior chill out y una alberca individual que rellena el agua del Pacífico que baña la orilla.
Sudáfrica es salvaje como pocos lugares del planeta y en la reserva de Kagga Kamma han logrado hacer que la experiencia sea auténtica, empapada de la tradición bosquimana, y que se mantenga el contacto con la naturaleza plenamente.
Sobre una ladera en la pequeñísima isla de origen volcánico Santa Lucía se alza el Ladera Resort. Cuenta con un total de 32 suites de estilo caribeño sin paredes y con una piscina privada de aguas geotermales con vistas a un paisaje primitivo excepcional.









