De haber detonado el explosivo que portaba Umar Farouk Abdulmutallab escondido en su ropa, podríamos estar hablando de uno de los atentados más graves sufridos por Estados Unidos desde el 11-S. Los fallos de seguridad que permitieron a este joven nigeriano atravesar los controles con 80 gramos de pentrita, calificados por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, como "inaceptables", podrían traer consigo la revisión de los actuales sistemas de seguridad. Así lo aseguraba Obama, ordenando la revisión de la actual normativa de seguridad aérea tras este intento de atentado.
Lo mismo sucede en el territorio europeo. El ministro de Interior de Francia, Brice Hortefeux, ha manifestado su intención de reforzar las medidas de seguridad del transporte aéreo a nivel europeo en el marco del proyecto para aumentar el control de los pasajeros en los vuelos internacionales. El plan del Gobierno francés, reactivado tras este atentado fallido, incluye la transmisión de los datos de los pasajeros a las autoridades en el momento en que se reserven los billetes, no cuando se va a producir el embarque. Además, París pretende que a los datos de identidad habituales se sumen otros, como la forma de pago, la dirección de facturación, el número de teléfono o una dirección electrónica de contacto, el lugar desde donde se hace la reserva y la agencia de viajes.
Las agencias piden que no se penalice al viajero
Ante este probable incremento de la seguridad, así como por la intensificación de los controles en los días posteriores al atentado frustrado, por los que el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha pedido comprensión, el Sector de agencias de viajes pide que "no se penalice al pasajero aéreo". El presidente de AEDAVE, José Manuel Maciñeiras, reclama que se eviten "los controles semivejatorios", considerando que "hay suficientes tecnologías como para realizar controles rápidos y seguros" que afecten en menor medida a los viajeros.
Si bien, tanto Maciñeiras como el presidente de FEAAV, Rafael Gallego, opinan que el atentado fallido "no va a influir en el tráfico de pasajeros". "Esto ya lo superamos el 11 de septiembre de 2001", explica Gallego, asegurando que "fue la vacuna que nos hizo perder el miedo". Por su parte, Maciñeiras asegura que "no es algo que nos pille por sorpresa y solamente influye en el aumento de las medidas de seguridad". "La gente que vuela sabe que hay una seguridad razonablemente alta", concluye.
IATA califica de ‘máxima prioridad’ la seguridad aérea
Por su parte, la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) ha reiterado que la seguridad de pasajeros y empleados es "una máxima prioridad" para la industria de la aviación, e insta al Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS) y su Administración de Seguridad en el Transporte (TSA) a asociarse con la industria para "identificar los medios más efectivos" en el ámbito de la seguridad. Igualmente, su director general, Giovanni Bisignani, se ha dirigido por carta a la secretaria del DHS, Janet Napolitano, para agradecerle su "rápida reacción" ante el asunto, que ha permitido "mantener la confianza de pasajeros y empleados".
Además, Bisignani señala la necesidad de tomar medidas de seguridad de carácter temporal y extraordinario hasta que cese la amenaza inmediata, aunque ha alertado a Napolitano de que las soluciones a largo plazo deben incluir mejoras tecnológicas y técnicas de valoración del riesgo más efectivas. En este sentido, afirma que "el sistema de transporte aéreo no puede mantener los cacheos en el 100% de los casos a largo plazo", por lo que recomienda que se reduzca su número y sean acompañados de técnicas de escaneo para reducir los retrasos a la vez que se garantiza la seguridad.










