"Nadie duda de que Córdoba necesita un centro de congresos que permita celebrar encuentros importantes", afirmó el moderador del debate, el arquitecto Joaquín Gómez de Hita. "Existen 40 palacios de congresos en España, y solo dos tienen un aforo inferior al de la calle Torrijos (actual palacio de congresos), que cuenta con una única sala de 540 plazas, que solo permite celebrar pequeños eventos", añadió. En el debate se analizó la posibilidad de ampliar las instalaciones existentes con el edificio de la Filmoteca, alternativa muy interesante por su limitado coste económico pero que presenta problemas de accesibilidad.
Desde el punto de vista urbanístico, hay un acuerdo generalizado en reconocer que la ubicación del Palacio en Miraflores es inmejorable, por su cercanía al Casco Histórico, con sus atractivos monumentales, sus hoteles, restaurantes y comercios. El lugar cuenta con muy buenas condiciones de acceso desde la ronda, a través del puente del Arenal, y se integra además en un entorno privilegiado: el río Guadalquivir, los parques de Miraflores y el Balcón del Guadalquivir, la Calahorra, el Puente Romano, la Puerta del Puente, el Centro de Visitantes… En el debate se analizaron los emplazamientos elegidos por otras ciudades patrimoniales, que han optado por ubicaciones análogas a la de Miraflores, en el borde del casco histórico, como en Ávila, Pamplona, Salamanca, San Sebastián o Toledo.
Pedro García del Barrio recordó los estudios que se hicieron en su día para la elección de este emplazamiento, tanto en el Plan Estratégico como en el Plan General de Ordenación Urbana, y señaló que no se han producido cambios en la ciudad que hagan necesario replantearse la decisión. El arquitecto hizo un recorrido de la historia del proyecto de Miraflores, explicando el concurso celebrado en 2001 para la elección del proyecto de Koolhaas, que para él "cumple los objetivos que se perseguían, llenando de actividad su entorno urbano al complementar el centro de congresos con un hotel, una galería comercial y un centro de visitantes, "además de un edificio, es una plaza pública y la puerta de la ciudad". Lamentó que la operación quedara frustrada en 2003, a pesar de que en ese momento pudo contratarse a una unión de empresas para su construcción y explotación.
Crítica al proyecto de Koolhaas
Por su parte, Rafael de La-Hoz criticó el proyecto de Koolhaas por su falta de respeto al contexto de una ciudad histórica, citando a Vicente Verdú (miembro del jurado del concurso de 2001) que calificó el edificio como "una terminal de aeropuerto frente a la Mezquita". Reconoció que "el proyecto del Parque Joyero tiene más de recinto ferial que de centro de congresos, que se justifica si no exige una inversión importante" y que Miraflores sería el mejor emplazamiento para un centro de congresos. Aunque de La-Hoz no presentó ninguna imagen de su estudio previo, anunció que debe reforzarse la estructura del edificio de Cajasur, y que se plantea que la mayor parte de su superficie quede destinada a ferias y exposiciones, complementadas con una o dos salas congresuales.
Los participantes coincidieron en señalar los problemas que puede plantear la recuperación del Pabellón del Parque Joyero: su entorno industrial sin actividad ciudadana, las dificultades de accesibilidad y su lejanía del conjunto histórico. Algunos asistentes lamentaron en sus intervenciones la pérdida del consenso político y ciudadano que supone esta alternativa, y señalaron que la titularidad privada del suelo puede impedir que reciba inversiones públicas.
Sobre el tema financiero, hubo consenso general en señalar que el coste de construcción del centro de congresos es una inversión productiva que revierte en la ciudad, y que debe actuarse sin más retrasos. Ante las actuales circunstancias económicas, se analizaron otras alternativas, como la de reducir la superficie del proyecto de Koolhaas, volviendo al aforo inicial de 1.500 plazas para disminuir su presupuesto, o la de construir un edificio distinto en el mismo emplazamiento.










