De esta forma, se pretende "minimizar" el impacto de la nube volcánica y el cierre de aeropuertos europeos "manteniendo los estándares más altos de seguridad". Para ello, el nuevo método amplía de tres a cuatro la división en zonas del espacio aéreo europeo y asigna un color a cada una en función de la concentración de partículas de ceniza que contenga y, por tanto, del riesgo que implica volar en ellas.
Además, se ha decidido la creación de una célula de coordinación de crisis (EACCC) cuya función será dar una respuesta "a tiempo" ante cualquier crisis paneuropea grave que afecte a la seguridad de la aviación. El vicepresidente de la Comisión Europea y comisario de Transportes, Siim Kallas, confía en que esto sea "un gran paso hacia la reducción del impacto de un desastre natural que afecta a las aerolíneas y pasajeros". La crisis "ha subrayado la necesidad de acciones coordinadas" a nivel europeo, concluye.










