Situado en el término municipal de Terrassa, este complejo está desarrollado en una superficie de casi 16.000 metros cuadrados en la falda del parque natural de Sant Llorenç de Munt i l’Obac, junto al campo de golf de El Prat. El Objetivo de la cadena es "convertirnos en el mejor centro de conferencias de Europa", según ha afirmado el CEO de Principal Hayley, Tony Troy.
"Creemos firmemente que existe un segmento del mercado que demanda las infraestructuras e instalaciones que tiene La Mola", ha añadido Troy. Así, el complejo dispone de un centro de convenciones de más de 2.500 metros cuadrados con 26 salas de reuniones, dos de ellas son anfiteatros para 60 personas cada uno y un ‘ballroom’ para 250 asistentes.
Además, todas las salas cuentan con grandes ventanales para recibir luz natural y están equipadas con pantallas, proyector y pizarras blancas. Asimismo, existen dos zonas con ordenadores conectados a Internet, el restaurante l’Obac, tres comedores privados para 12 comensales cada uno y más de 1.500 metros cuadrados en el exterior para actividades de team building.
Las instalaciones de La Mola Hotel and Conference Centre se completan con una masía catalana (Mas Bonvilar) del siglo XVII, que ha sido restaurada para acoger celebraciones y eventos sociales, un spa de 800 metros cuadrados con piscina climatizada, tres piscinas termales, una al aire libre, gimnasio, sauna, baño turco y cinco cabinas para tratamientos, y un hotel de cuatro estrellas superior con 186 habitaciones.
Comprometido con el medio ambiente
Las instalaciones de La Mola Hotel and Conference Centre están comprometidas con el medio ambiente. Por ejemplo, dispone de placas solares que suministran el 20% de la energía necesaria para calentar el agua, un completo programa de reciclaje de residuos, un sistema de refrigeración centralizado para reducir el gasto energético, fluxómetros para controlar el caudal y la duración del uso del agua en las zonas comunes y el uso generalizado de bombillas de bajo consumo.
Además, posee una depuradora de aguas residuales, jardines y zonas verdes con vegetación autóctona, una gran superficie acristalada y lucernarios para maximizar el uso de la luz natural, un programa de reutilización de toallas y sábanas y difusor de ducha de control de caudal y cisterna del inodoro de dos capacidades. Asimismo, la altura de los edificios no supera los diez metros para reducir el impacto visual con el entorno y cuenta con un programa de formación y concienciación de los empleados para una adecuada gestión medioambiental.









