AESA abrió en agosto un expediente a la low cost irlandesa para investigar el incidente, ocurrido el pasado 26 de julio. Tres aviones de Ryanair tuvieron que ser autorizados a efectuar un aterrizaje de emergencia en Manises (Valencia), al que fueron desviados desde Barajas, tras lanzar un aviso por falta de combustible. En el aeropuerto valenciano tuvieron que permanecer en cola en vuelo, a la espera de recibir permiso para aterrizar, algo que se adelantó a raíz de la llamada de emergencia emitida por los comandantes de Ryanair, que alertaron de que no disponían de combustible suficiente y consiguieron prioridad para aterrizar.









