La nueva Directiva sobre emisiones de CO2 aprobada el pasado 8 de julio por el Parlamento Europeo, se ha encontrado con el rechazo frontal del sector de las aerolíneas, en parte, porque "no se ha tenido en cuenta la situación actual por la que atraviesa el transporte aéreo", asegura la Asociación Española de Compañías Aéreas (AECA). De hecho, "de haber sido así, ahora no se hubiera tomado ninguna decisión respecto a nuestro sector", afirma AECA.
El incumplimiento de la normativa puede suponer, debido a las sanciones a las que se exponen, "la desaparición de las aerolíneas más pequeñas y de las menos eficaces, en favor de las más potentes", señalan desde AECA, por lo que "nos oponemos por completo". Al respecto, fabricantes de aviones como Boeing ya se han puesto en marcha para tratar de paliar esta situación, previendo la transición global de aviones comerciales a otros "nuevos y más eficaces".
Por otro lado, se trata de un sistema "discriminatorio" y que establece una "desventaja competitiva" entre las aerolíneas de la Unión Europea y las del resto del mundo, como señala el director general de Air France-KLM, Jean-Cyril Spinetta. En esta misma línea se encuentra el posicionamiento de la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA), cuyo director general para España, Jean Charles Odelé, asegura que "no estaríamos en contra si fuera un sistema global, lo que lo convertiría en una medida mucho más justa".
La Directiva no se ajusta a los requerimientos del sector
Desde que se anunciara su revisión hace dos años, las asociaciones se han posicionado en contra tanto de la inclusión en la Directiva como del modo en el que se llevaría a cabo, tal y como viene informando este Diaro desde entonces. Ni la fecha de inicio de la normativa, prevista para el año 2012, ni el periodo tenido en cuenta a la hora de establecer un baremo para la reducción de emisiones (2004-2006), ni el porcentaje de contaminación emitido durante esos años (97%), se ajusta a las peticiones realizadas en reiteradas ocasiones por el sector.
Las aerolíneas habían solicitado, a través de AECA y la Asociación de Compañías Españolas de Transporte Aéreo (ACETA), a las instituciones competentes —el Ministerio de Fomento y el de Medio Ambiente— y con el respaldo de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), que la fecha para la inclusión del sector de la aviación en la Directiva fuera el próximo 2013. Esta está considerada "una fecha más coherente con el inicio del periodo post-Kyoto (2013-2020)", defiende AECA. Y más, teniendo en cuenta que será en ese año "cuando se aplique la nueva Directiva madre", actualmente en revisión, y que también "supondrá una serie de modificaciones".
Asimismo, el periodo de referencia tenido en cuenta "ya supone una penalización", en cuanto que "el crecimiento más potente del sector de la aviación se produjo precisamente en 2004", traduciéndose en un aumento considerable de las emisiones. Además, "ahora nos dicen que el techo de emisiones que se establece como baremo es del 97%, en lugar del 100% que pedíamos", asegura AECA. De ese 97%, que se repartirá entre todas las aerolíneas europeas, hay que restar el 15% de los derechos de emisiones que saldrán a subasta, y al que predeciblemente "accederán las aerolíneas más grandes".
En última instancia, el objetivo de reducción de emisiones procedentes de la aviación será de un 3% con respecto al periodo 2004-2006, mientras que a partir de 2013, se prevé una reducción de hasta un 5% anual. Como paso previo, Bruselas ya ha solicitado a 23 de los Estados miembro, entre ellos España, información sobre las medidas que ya han tomado para cumplir la nueva Directiva comunitaria sobre calidad del aire. El objetivo de ésta es limitar la presencia de partículas nocivas así como su concentración límite hasta 2020.









