"No hay que matar a la gallina de los huevos de oro", ha insistido Bisigniani, quien ha recordado que la contribución del turismo a la economía islandesa, del 15%, es la mayor de los países de Europa occidental. "La aviación debe ser alimentada como un catalizador económico, no estrangulada a través de impuestos", ha recalcado.
La carta enviada por IATA al parlamento islandés muestra que el turismo es extremadamente sensible a los precios. Si se incrementa el coste de volar en un 10%, esto resulta en una caída del 11% en la llegada de visitantes. Islandia espera registrar un aumento de su mercado de turismo hasta el millón de visitantes en unos pocos años, y cualquier presión impositiva podría ralentizar el crecimiento previsto, ha augurado Bisigniani.










