La masía aloja las instalaciones de elaboración y crianza, y en los últimos años ha sido el centro de un programa enoturístico que ofrece actividades creativas (la cata a oscuras dentro de un lagar antiguo, por ejemplo) que atraen a un público cada vez más amplio. En 2016, en su quinto año de dedicación enoturística, la bodega recibió a más de 3.000 visitantes.
Ahora, la familia Rabetllat, propietaria de la bodega, sigue adecuando sus instalaciones para seguir avanzando en una línea de negocio que permite dar a conocer los vinos elaborados y crear imagen de marca. Así, en 2017, Finca Ca N’Estella abre una sala con capacidad para 80 personas, decorada con un carácter muy personal y exquisita calidez, para la celebración de reuniones familiares o de negocios.











