El Sector Turístico está realizando grandes esfuerzos por paliar los efectos negativos de su actividad en el medio ambiente. Así, en el transporte aéreo, por ejemplo, informes de IATA presumen de que su aportación a la emisión de CO2 es mínima en relación a otras actividades. Igualmente, atrás quedan los riesgos de saturación, de grandes proveedores de energía, especialmente eléctrica, así como de suministro de agua potable, en la hotelería de determinadas zonas turísticas. No obstante, persiste la queja de algunos empresarios que se resisten a pagar la factura verde. Especialmente ante los preceptivos informes de impacto medioambiental que frenan la creación de nuevas infraestructuras.


