Allá por el año 1981 surgió la idea de crear "un tren que capitalizara, por una parte, los territorios y paisajes que recorría, y por otra, que fuera un revulsivo capaz de crear una nueva imagen tanto en el interior como en el exterior de la empresa". Bajo esta premisa nace el Transcantábrico, servicio turístico con el que Feve pretendía recuperar la filosofía de viaje de otros tiempos, "cuando no sólo importaba el destino, sino también el trayecto". 25 años después de esta "insólita idea, casi temeraria", el director gerente de Trenes Turísticos de Feve, José Antonio Rodríguez, repasa la evolución de un servicio turístico pionero en el mercado español.
Desde su nacimiento, Feve intentó "recrear el ambiente nostálgico de los viajes en tren en el norte de España". Para lograrlo, "en 1981 transformó viejos coches de los años 20 y 30, en calamitoso estado, en un flamante hotel sobre ruedas". Tras mantener un buen ritmo de crecimiento en la década de los 90, Feve lanza el 18 de mayo de 2000 el Transcantábrico II, duplicando así el número de plazas. La mejora continuada de los servicios del Transcantábrico da como resultado la obtención en 2005 de la ‘Q’ de Calidad Turística, concedida por el Instituto para la Calidad Turística Española (ICTE) y la ISO 1900/2000, acreditada por BVQI. En la actualidad, "adaptándonos a la reciente demanda de tecnologías aplicadas a la venta informática, hemos habilitado un servicio de ventas online destinado a las mayoristas acreditadas, desde donde podrán consultar disponibilidad y realizar reservas, siempre en tiempo real", indica el director gerente.
Personas de otras edades y otro poder adquisitivo
En lo que respecta a sus clientes, José Antonio Rodríguez observa un cambio de tendencia. "Si habitualmente el Transcantábrico ha recibido clientes con un poder adquisitivo medio-alto y de edades comprendidas entre 50 y 65 años, en los últimos años han aumentado otros perfiles". "Ahora también viajan personas de otras edades y otro poder adquisitivo, lo que ha propiciado que la media de edad abarque un margen mayor, desde los 40 hasta los 70 años", añade el consejero gerente de Trenes Turísticos.
Desde 1990 hasta 2007 la evolución de la demanda ha sido positiva, a excepción del periodo 2001-2003, cuando la ocupación de plazas se situó en los niveles más bajos desde 2000, con 1.626 viajeros. Tras este bache, el Transcantábrico recuperó la senda del crecimiento, alcanzando en 2007 2.424 pasajeros, experimentando un incremento de viajeros del 50% respecto al año 2003. Los pilares en los que se fundamentó este sustancial aumento fueron "una política comercial más ambiciosa a nivel internacional, un mejor aprovechamiento de las plazas disponibles, la recuperación de la figura del Jefe de Expedición y un mayor esmero en la gastronomía", explica Rodríguez.
En el pasado ejercicio, "tras un 2007 en el que el Transcantábrico obtuvo los mejores resultados de su historia", este servicio turístico experimentó un ligero descenso, recibiendo un número de pasajeros cercano a los de 2006. Pese a esta ligera reducción del índice de ocupación, que se sitúa en el 80%, destaca la cada vez mayor internacionalización del Transcantábrico. Así lo confirman las cifras de este último año, en el que los mercados internacionales han aportado más del 25% de los clientes, predominando los turistas procedentes de Australia, México, Alemania, Países Escandinavos, Reino Unido y Portugal.









