Además, como explica uno de los autores del informe, Javier Benayas, a esta cifra de turistas hay que sumar los tripulantes de los barcos que les llevan hasta la región, lo que puede hacer crecer el número de visitantes hasta los 70.000 al año, y convierte al Turismo en "el principal recurso económico de la Antártida". La contrapartida, como indica Benayas, el efecto sobre el ecosistema de la región, más aún ahora que el número de turistas puede incrementarse, al ofrecer algunos turoperadores descuentos de hasta el 50%, debido a la crisis.
De esta forma, cada uno de los turistas que visitan la región genera, aproximadamente, 4,4 toneladas de CO2, lo que equivale energéticamente al consumo eléctrico medio anual de un hogar europeo con tres inquilinos. De ese total, el transporte marítimo es el causante del 56% de las emisiones y el transporte aéreo del 44%. Además, el 74% de los turistas desembarca en la Antártida desde buques de 50 a 500 pasajeros, el 14% en grande cruceros de hasta 3.000 pasajeros sin desembarco y un 9% visitan la Antártida en vuelos sin aterrizaje.
Asimismo, el investigador indica que el modelo de viajeros está cambiando en los últimos años, pasando de los primeros turistas que viajaban hasta la región por razones turísticas, a otro tipo que va a la Antártida por "una cuestión de moda o esnobismo" en "cruceros de lujo de hasta 3.000 personas". El estudio define el perfil del turista antártico como el de una persona "procedente de sectores sociales con elevado poder adquisitivo y, en general, de edad avanzada" sin una especial sensibilidad por el patrimonio natural del continente.









