Tales declaraciones producen perplejidad, cuando no indignación, entre los agentes de viajes, al igual que en la inmensa mayoría de profesionales y empresarios del Sector. Y son ofensivas por partida doble. Primero, porque manipulan los datos al difundir una verdad a medias, las cifras del Receptivo, ocultando el calvario por el que atraviesa el Emisor. Y, en segundo lugar, porque ignoran al empresariado y a los profesionales que trabajan para el mercado interno, y cuya actividad es en gran parte del todo ajena al Receptivo. El mismo mercado emisor que estos gobernantes (y sus antecesores) no dudan en reconocer cuando cubre las caídas de la ocupación del Turismo extranjero, pero que ocultan cuando no conviene.
Recientemente, en un encuentro casual con los editores de este periódico, el ex secretario de Estado de Turismo y Comercio, Pedro Mejía, preguntaba a los informadores acerca de "la buena marcha del Sector, pese a la crisis". Informado de que el Emisor está sufriendo una crisis tan profunda como prolongada, el que fuera viceministro de Turismo no dudó en cuestionar la veracidad de este hecho, de la misma manera que esos malos periodistas que no permiten que la realidad les estropee un buen titular.
Al igual que la célebre frase "¡es la economía, estúpido!", con la que los economistas llaman la atención acerca de una clave esencial de la gestión gubernamental, el Sector ha de alzar su voz (prescindiendo del insulto) para trasladar a la opinión pública que "el Emisor también existe", y que su importancia no merece la histórica manipulación de que suele ser objeto por parte del Gobierno.
Máxime tras la lamentable "rebaja" del Turismo, degradado de secretaría de Estado a una simple secretaría general (añadiéndole además Comercio Interior), que pone de manifiesto que la "firme apuesta" por el Turismo del ministro Miguel Sebastián, se queda en farol.
Para colmo, hay un gravísimo error que impide otorgar al Gobierno el beneficio de la duda: la creciente utilización del Turismo como arma arrojadiza en la lucha política. Aunque se trate de respuestas a los ataques de una Oposición que tampoco duda en utilizar al Turismo en su labor de desgaste. La instrumentalización política que el candidato Zapatero se comprometió a no hacer con el Turismo (de la cual da fe la entrevista concedida a NEXOTUR) parece haber quedado en una mera declaración de intenciones. Al igual que el Pacto de Estado por el Turismo, que Zapatero alentó en su histórico almuerzo con la Mesa del Turismo. Y, aunque sería injusto condenar únicamente al actual Gobierno, por una actuación que descalifica tanto la Oposición como la práctica totalidad de nuestros partidos políticos, la realidad es la que es.
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