El proceso de adaptación a la nueva normalidad aceleró unos cambios que ya se venían produciendo
En un primer momento, la crisis sanitaria y las exigencias de seguridad vaciaron los espacios colectivos y, tras ello, el proceso de adaptación a la nueva normalidad aceleró unos cambios que ya se venían produciendo en el concepto de los entornos laborales en los que las empresas empezaban a introducir en sus dinámicas y, por tanto, en los diseños de sus espacios, conceptos como la flexibilidad, la conciliación, la digitalización o la sostenibilidad. También los establecimientos comerciales y los hoteles habían comenzado a apostar por la mezcla de usos para adaptarse a una sociedad en constante cambio y por generar experiencias de usuario que convirtieran la visita de los clientes en algo memorable.
Ahora, la explosión de la digitalización y la necesidad de volver a atraer a los empleados a las oficinas y a los clientes a hoteles, comercios y restaurantes ha situado al diseño como factor decisivo para crear espacios que resulten atractivos al tiempo que garantizan la seguridad y el bienestar de las personas poniéndolas en el centro de toda estrategia. Las expertas participantes en la mesa redonda, moderada por Soledat Berbegal, consejera y directora de reputación de marca de Actiu, y presentada por Patrizia Laplana, Socia Fundadora y Vocal de Eventos de WIRES, y Gracia Cardona, co- fundadora de WOD, coincidieron en que el futuro de los espacios de trabajo pasa por la flexibilidad, por el fomento de la digitalización y de la actividad presencial y por la mezcla de usos. En ese sentido, Soledat Berbegal, destacó el papel del diseño en esta transformación: «el diseño es la herramienta con la que vamos a poder crear escenarios seguros, rentables y emocionales que permitan que las personas se sientan seguras y tengan un bienestar pleno en su día a día».
Mezcla de usos
La mezcla de usos también será la clave en el futuro diseño de entornos hospitality e, incluso, en el planeamiento urbanístico de las ciudades. El co-living es la tendencia que ya está marcando la readaptación de estos espacios: hoteles que habilitan sus zonas comunes en coworkings con salas para reuniones laborales o, incluso, que están experimentando con los room-office convirtiendo las habitaciones en despachos de 8 a 20 horas. Esta transformación permite además que los turistas internacionales puedan combinar en sus estancias el ocio y el trabajo, prolongando los días de viaje aprovechando la nueva flexibilidad laboral que se ha impuesto en todo el mundo. Y no sólo eso, sino que los hoteles también han ampliado su oferta, como explica Gema Alfaro, para adaptarse a un cliente local, residentes de sus propias ciudades que buscan una oferta de ocio sin tener que viajar.










