El efecto desconfianza generado por los incumplimientos de Viajes Marsans ha sido capitalizado por las marcas con garantía, como Viajes El Corte Inglés o Halcón Viajes. Y, en sentido contrario, ha restado fuerza a las ventas de las agencias independientes.
En consecuencia, la paradoja de un 2010 considerado como un "pésimo año" para la mayoría del Sector, es que las grandes van a presentar balances con buenos resultados.
También las agencias business han visto crecer su facturación gracias a la debacle de Marsans, disputándose a cara de perro los clientes corporativos, al igual que redes como Viajes Iberia se han quedado con las agencias asociadas.
Lo ocurrido permite obtener importantes conclusiones. La primera es que lo de Marsans, al igual que lo ocurrido con Viajes Meliá, es malo para todos (excepto para quien hereda el fondo de comercio). Y si Halcón supo quedarse con buena parte del equipo de Meliá, lo que explica en parte su fulgurante crecimiento, Marsans ha servido para engordar los resultados de todas las grandes redes españolas.
La segunda lección es que una quiebra de estas características causa un enorme daño a la credibilidad ante la opinión pública del conjunto de las agencias de viajes y, aunque resulte un contrasentido, de las más pequeñas.
De ahí que la moraleja del cuento (que tiene más que ver con Poe que con Calleja) para las minoristas independientes, sea que necesitan una marca paraguas bajo la que guarecerse. Y que esa gran marca o bien es propia, o será la agencia la que pertenezca a esas marcas. Lo primero sólo puede lograrse a través de la integración, propiciada por uno de los dos macrogrupos de independientes. Y la segunda opción pasa por asociarse o franquiciarse con una gran red, o por la incorporación a nuevas alternativas solventes (como la de Viajes Carrefour).
El oportuno balón de oxígeno que ha supuesto para las grandes nutrirse de los restos de Marsans y su benéfica repercusión en sus cuentas de resultados, dará a la opinión pública la equívoca percepción de que el conjunto de las agencias van bien. Pero la realidad es muy otra para las pymes, que siguen siendo alrededor de la mitad de los puntos de venta.
De ahí la necesidad de que, siguiendo la estela del Plan Marco de Competitividad o del Plan Futures, la Secretaría General de Turismo y las Direcciones Generales de Turismo de las Comunidades autónomas se unan en el apoyo a las pymes, a través de sus entidades intermedias: Asociaciones empresariales y Grupos comerciales. La transferencia de tecnología y formación resulta esencial para el futuro del empleo en las pymes, que necesitan un departamento de I+D+i colectivo para poder competir, y una discriminación positiva por parte de las Administraciones turísticas.
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