Departamento de Análisis de grupo Prensamedia
Introducción
El Turismo español, motor económico y social del país, se enfrenta a un reto de transformación profunda: pasar de un modelo lineal basado en el consumo intensivo de recursos a uno circular que reduzca residuos, optimice materiales y minimice el impacto ambiental. La economía circular no es ya una tendencia, sino una exigencia de sostenibilidad y competitividad. La nueva Estrategia Española de Economía Circular 2030 y el Plan de Sostenibilidad Turística en Destinos marcan el camino hacia una gestión más eficiente en alojamientos, transporte y servicios turísticos. Sin embargo, la implementación real depende de factores estructurales: inversión, capacitación, innovación tecnológica y un cambio de mentalidad empresarial y de consumo. España, líder en turismo mundial, tiene la oportunidad —y la responsabilidad— de ser también referente en Turismo circular.
De la economía lineal a la circularidad turística
El modelo tradicional del Turismo se ha apoyado en una lógica lineal: producir, consumir y desechar. Este esquema ha permitido un crecimiento sostenido, pero a costa de altos costes ambientales y energéticos. El Sector genera un volumen significativo de residuos sólidos, consumo intensivo de agua y energía y emisiones derivadas del transporte. La circularidad propone un cambio de paradigma: cerrar los ciclos de materiales, extender la vida útil de los productos, reducir la huella ecológica y revalorizar los residuos como recursos.
Aplicar este principio al Turismo implica rediseñar procesos desde el origen: construcción sostenible de hoteles, uso eficiente de energía y agua, movilidad de bajas emisiones, compras responsables y gestión integral de residuos. El objetivo es crear valor sin agotar recursos, favoreciendo un equilibrio entre rentabilidad y responsabilidad ambiental. La circularidad, además, no solo responde a un imperativo ético: se está convirtiendo en un factor de competitividad ante un turista más consciente y exigente.
Alojamiento sostenible: del residuo cero a la eficiencia energética
Los establecimientos turísticos son un laboratorio ideal para la transición circular. La hotelería española ha dado pasos notables en reducción de residuos, eliminación de plásticos de un solo uso y reciclaje. Grandes cadenas han implantado sistemas de gestión medioambiental, aprovechamiento de aguas grises, iluminación inteligente y monitorización de consumos. El concepto de “hotel de residuo cero” empieza a ser una realidad, especialmente en destinos insulares y urbanos con programas de sostenibilidad avanzada.
Sin embargo, el reto está en generalizar estas prácticas en el conjunto del tejido empresarial, compuesto en su mayoría por pymes. Para ello, son esenciales incentivos públicos, líneas de financiación verde y formación específica. La circularidad debe integrarse en la estrategia corporativa, no limitarse a acciones de marketing. Además, el futuro pasa por la edificación sostenible y la rehabilitación energética del parque hotelero. La colaboración con el Sector de la construcción y la industria tecnológica permitirá avanzar hacia edificios neutros en carbono y con gestión inteligente de recursos.
Transporte y movilidad turística: menos emisiones, más eficiencia
El transporte representa más del 70% de las emisiones asociadas al Turismo. La circularidad en este ámbito implica optimizar desplazamientos, apostar por vehículos de bajas emisiones y reestructurar la movilidad en destino. España está impulsando planes de movilidad turística sostenible en colaboración con los municipios, fomentando el uso del transporte público, la movilidad eléctrica y los itinerarios peatonales o cicloturistas.
Las aerolíneas y navieras que operan en el país también están adoptando estrategias de eficiencia energética y compensación de carbono. La introducción de biocombustibles, la renovación de flotas y la mejora de la gestión aeroportuaria contribuyen a reducir el impacto, aunque el desafío de la aviación sostenible sigue siendo enorme. A nivel local, la movilidad circular se traduce en soluciones compartidas: vehículos eléctricos de uso comunitario, transporte a demanda, plataformas de micromovilidad y planificación urbana orientada a reducir desplazamientos. La coordinación entre políticas turísticas, energéticas y de transporte resulta clave para lograr coherencia y resultados tangibles.
Gestión del agua, residuos y alimentación en destino
La escasez de agua y la generación de residuos son dos de los grandes retos de la sostenibilidad turística. En destinos costeros y archipiélagos, la presión sobre los recursos hídricos es crítica. Las nuevas normativas autonómicas obligan a los establecimientos a incorporar sistemas de ahorro, reutilización y monitorización de consumo. En paralelo, se avanza hacia la gestión inteligente del agua mediante sensores y analítica de datos, que permiten ajustar el gasto y detectar fugas o usos ineficientes.
En cuanto a residuos, la circularidad exige prevenir antes que reciclar. La separación en origen, la reducción del desperdicio alimentario y la reutilización de materiales son pilares del nuevo modelo. La restauración turística juega un papel fundamental: desde la compra local y de temporada hasta la valorización de los restos orgánicos en compost o biogás. Algunos destinos españoles, como Baleares o la Costa Brava, están aplicando proyectos piloto de “circuito cerrado” en los que los residuos orgánicos del Sector se convierten en energía o fertilizantes para la agricultura local, cerrando el ciclo entre Turismo y territorio.
Tecnología y digitalización al servicio de la circularidad
La economía circular requiere trazabilidad, medición y control. Aquí la tecnología es un aliado decisivo. Los destinos inteligentes incorporan sistemas de gestión de datos que permiten analizar el flujo de visitantes, el consumo de recursos y la generación de residuos. La inteligencia artificial y el internet de las cosas facilitan optimizar procesos, desde la climatización hasta la logística de limpieza o el mantenimiento predictivo.
El uso de plataformas digitales también promueve modelos colaborativos: intercambio de alojamientos, uso compartido de vehículos o redes de consumo responsable. Sin embargo, la digitalización debe ir acompañada de gobernanza: definir estándares de sostenibilidad, compartir indicadores y garantizar que los datos se utilicen para mejorar la eficiencia y la transparencia. La circularidad tecnológica incluye además la gestión responsable de equipos y dispositivos: reutilización de materiales electrónicos, reciclaje de componentes y reducción del impacto de los centros de datos, un aspecto cada vez más relevante en la huella de carbono del Sector.
Gobernanza, incentivos y cultura circular
La transición hacia el Turismo circular no puede dejarse al mercado. Requiere una gobernanza coordinada entre administraciones, empresas y ciudadanía. El Ministerio de Industria y Turismo, junto con las Comunidades Autónomas, ha incorporado la economía circular como eje del Plan de Sostenibilidad Turística en Destinos, con financiación de los fondos Next Generation EU. Las ayudas se orientan a proyectos de eficiencia energética, movilidad sostenible y gestión de residuos.
Pero más allá de los incentivos económicos, la clave es la cultura empresarial. Las empresas deben entender la circularidad como inversión en competitividad, no como coste añadido. Los destinos, por su parte, han de adoptar planes de gestión integral de recursos con participación local. La formación profesional, la sensibilización del visitante y la colaboración con proveedores completan la ecuación. En el futuro, los sellos de calidad y certificaciones ambientales serán determinantes para diferenciar productos y atraer al viajero responsable.
Oportunidad económica y reputacional para España
El Turismo circular no es solo un deber ambiental: es una oportunidad económica. La demanda internacional se orienta hacia experiencias sostenibles, y los operadores globales priorizan destinos con gestión responsable de recursos. España puede capitalizar esta tendencia aprovechando su liderazgo turístico, su tejido empresarial y su capacidad tecnológica. Invertir en circularidad no solo reduce costes energéticos y materiales, sino que mejora la reputación y la resiliencia del destino.
Los proyectos que combinan sostenibilidad y competitividad —como la reutilización de aguas en Canarias, los sistemas de energía fotovoltaica en la Costa del Sol o las iniciativas de residuo cero en Barcelona— demuestran que la circularidad es viable y rentable. A medida que la normativa europea avance hacia la obligatoriedad de prácticas sostenibles, los pioneros estarán en mejor posición para captar inversión y fidelizar mercados.
Claves del análisis
Contexto: La economía circular se consolida como pilar del nuevo modelo turístico. España integra objetivos de eficiencia, reutilización y reducción de residuos en su estrategia de sostenibilidad.
Implicaciones: El tránsito a la circularidad exige inversión, innovación y gobernanza coordinada. La hotelería, el transporte y la gestión de residuos deben transformarse con apoyo público y compromiso empresarial.
Perspectivas: España puede liderar la aplicación del modelo circular en Turismo si convierte la sostenibilidad en ventaja competitiva y cultural. El desafío será extender las buenas prácticas más allá de los proyectos piloto y medir resultados reales en reducción de impacto y generación de valor.
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