La convulsión y la incertidumbre se están instalando en la cotidianidad sectorial. La fluctuación del precio del petróleo, que ha caído por debajo de los 90 dólares recientemente, pero que poco a poco ha ido repuntando y ya vuelve a rozar los 100 dólares/barril, podría ser también paradójicamente la puerta de acceso y la justificación para la implantación de un "céntimo verde", aprovechando el descenso en el precio del combustible en surtidor. El problema es que "carta en la mesa, pesa", y que este impuesto no se suprimirá cuando suba el gasoil. De poco importa que los transportistas protesten por el incremento de la presión impositiva que tienen, por obligación, que soportar.
