Parece increíble que entre en erupción un volcán en Islandia, y se paralice el mundo civilizado. Además de constatar que Europa es el epicentro de la actividad mundial, la nube de ceniza volcánica ha dejado claro que los aeropuertos no siempre están preparados para todas las contingencias, y que la única solución viable, aunque sea para largas distancias, es el autocar. Como suele pasar en estos casos, más de un mes después del comienzo de la erupción (que no se sabe cuando acabará), el autocar ha acudido al rescate para poner remedio a los desmanes de otros modos.

