Clickair, la "filial encubierta" del Grupo Iberia, anunció primero que apenas crecerá en este ejercicio (incorporará sólo un nuevo avión a su flota). Y ahora estudia con Planeta su "fusión" con Vueling. En los últimos tiempos, la agresividad extrema de Clickair, que sería suicida de no contar con el colchón de Iberia (que le deriva derechos de vuelo, know-how y economías de escala), explica la crudeza de esta escalada bélica.
La compañía de ‘bajo coste’ creada por Iberia, tutelada por su dirección y pertrechada con sus armas y aperos, ha combatido el low cost local, acumulando pérdidas. Iberia paró en seco a Vueling el verano pasado, tirando precios hasta un nivel sin precedentes. Pese al altísimo coste de la operación, ahora la dirección de Iberia confía en la absorción encubierta de una Vueling maltrecha, y así poder "dar beneficios este año". Mantras que repiten desde su creación los gestores de ambas aerolíneas low cost.
La liberalización de facto del transporte en España es fruto de la competencia de las nuevas compañías aéreas, como Spanair, y de trenes de la alta velocidad de Renfe. Spanair arrebató a Iberia, en buena lid, parte de su cuota de mercado en el tráfico aéreo doméstico, y ahora a Iberia no se le a ocurrido mejor idea que recuperar el terreno perdido… comprando al competidor, por si mismo y/o en compañía de otros, entre los que podría estar su compañía franquiciada, la valenciana Air Nostrum.
La teoría de que 2008 sería un año de competencia de baja intensidad, tras años de perder dinero, adquiere gracias a Iberia una inquietante dimensión. Los agentes han expresado a NEXOTUR su temor de que las veleidades oligopólicas de Iberia supongan un serio retroceso en el aéreo doméstico, causándole un daño irreparable.
Globalia tiene claro que lo de perder con Air Europa lo ganado con el resto del grupo, es hoy cosa del pasado. Y, además, continúa muy próxima a la dirección de Iberia, acariciando su eventual entrada (anhelada por el equipo directivo) de la mano de la Caja de Irala.
El Grupo Air France-KLM, potencial competidor de mayor peso, estaría ocupado en la eventual absorción de Alitalia y en el mercado doméstico italiano. Tampoco Lufthansa (que no dio el paso con Spanair) ni British (que contempla aumentar su presencia en Iberia), son hoy por hoy beligerantes al pretendido oligopolio.
La única y gran incógnita está en el Grupo Marsans. Especialmente tras el monumental pedido de flota, parte de la cual estaría destinada al doméstico español, operado por Spanair en caso de ser adquirida a SAS o, en su defecto, por AirComet, aerolínea del Grupo Marsans.
2008 debía ser, por tanto, el año que marcase el final de la guerra de tarifas por el control del tráfico aéreo doméstico y, por ende, el punto de inflexión para las pérdidas. Pero la estrategia de Iberia hacen temer que el fin de la batalla aérea sea a costa del silencio de los corderos.
Un escenario acariciado por la arrogante ex aerolínea de bandera, pero tan peligroso para los consumidores como negativo para los agentes. Si se añade a todo ello el alto precio del queroseno y la previsible retracción de la demanda, a causa de la actual coyuntura económica, la vuelta del oligopolio de Iberia resultaría devastadora.
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