La clave de esta transacción hotelera entre el Grupo Evemarina y un fondo de Oriente Medio ha estado según la representante de Irea, Laura Hernando, en "la identificación del perfil de inversor a aproximar" y, una vez definido éste, "la maximización del valor de cierre de la operación", que ha venido garantizada por la gestión de un proceso "competitivo, ejecutivo y reglado" que ha permitido anticipar y controlar todos los aspectos que han surgido en el proceso.
En este sentido, la venta de este activo hotelero ha contado con varios impedimentos como "la escasez de este tipo de transacciones sobre ‘activos trofeo’ (singulares) en España", la dificultad creciente por parte de los promotores españoles para "poner en valor su patrimonio" y la dificultad de atraer a un fondo de Oriente Medio "capaz de hacer una oferta más competitiva" que los fondos especializados de nuestro país y del resto de Europa, ha señalado Hernando.
Además, los activos en costa vinculados a acuerdos de gestión "asustan todavía a muchos inversores nacionales e internacionales", según ha manifestado la representante de Irea, debido a la estacionalidad de este tipo de segmento hotelero y al riesgo de operación asociado al contrato de gestión, aunque este caso contaba con "ingredientes singulares" como su "ubicación, calidad y el hecho de tener a Hyatt como operador".
Desarrollo del proceso
Respecto al proceso que se ha seguido hasta la venta de este activo hotelero antes de llegar a la fase de "decisión de desinversión", Irea ha asesorado al Grupo Evemarina en la "definición del producto, vinculación del establecimiento a un operador de lujo, inicio de la construcción y obtención de una línea de financiación que reforzaba la viabilidad del mismo". En el momento de la desinversión las alternativas con las que contaba el grupo vendedor eran "esperar a la apertura del hotel y posicionamiento del mismo en el mercado" o "anticipar la venta a un inversor capaz de reconocer el valor creado hasta el momento".
Finalmente, después de haber llevado a cabo "un análisis pormenorizado de la situación del mercado de inversión hotelera", se llegó a la conclusión de que existía en ese momento "una fuerte demanda inversora latente para activos hoteleros singulares", lo que unido a una escasez de oferta "hacía prever un fuerte entorno competitivo".










