Además de una perversión del cliente que será realmente difícil erradicar. La entrada en pérdidas de Ryanair, el paradigma del low cost aéreo, junto a la quiebra de varias de estas compañías, es signo inequívoco de que quienes han hecho negocio del todo vale empiezan a dejar de hacerlo. La estrategia de proveedores que han implantado un auténtico vampirismo en el Sector Turístico y en destinos, les ha dado grandes plusvalías. El problema es que sus beneficios los ponían, cheque en mano, no pocos destinos y empresarios locales (hoteleros especialmente). Las low cost aprendieron primero a quedarse con las ayudas y subvenciones oficiales autonómicas y locales, que tan lucrativas habían sido para las compañías de bandera. Pero, una vez digerida la pólvora del rey, se acostumbraron a que la falta rentabilidad de sus vuelos por debajo del precio real, fuera compensada por creces por sus recaudaciones extraoficiales en destino. Y ahora, cuando pintan bastos, abandonan el barco (los destinos que las subvencionaban) o, simplemente, quiebran.
Algo similar ha ocurrido con el alquiler de coches low cost, que llegó a pensar que los vehículos anuncios podían hacer que el alquiler fuese casi gratuito, o los hoteles que en lugar de vender (a través de las agencias, por ejemplo) podían comprar demanda, pagando en efectivo. Y tal vez con determinados intermediarios online, para los que el éxito radicaba en ganar valor frente al capital-riesgo, a base de incrementar la facturación vendiendo al coste, olvidando la atención al cliente. A partir de ahora el precio estará en relación al valor del producto o servicio ofertado. Aunque haya excepciones.
El final de la encarnizada competencia aérea doméstica de estos últimos años, traerá lo que es una regla de oro para los transportistas: tarifas altas en las rutas donde no hay competencia. Fórmula que, aunque se niegue y sea más difícil de aplicar, también ensayan para 2009 las mayoristas de viajes.
"Tras la quiebra de varias low cost, los turistas que viajaban habiendo contratado los vuelos de forma independiente fueron los principales damnificados, mientras que los que llegaron con ‘paquete’ turístico tuvieron mayores facilidades, recuperando el dinero de sus viajes". Esta palmaria realidad, enunciada brillantemente por el presidente de FEAAV, calará a corto y medio plazo en la demanda británica y alemana, por supuesto, pero también en el mercado emisor nacional. Es previsible que los viajes organizados, con vuelos servidos por aerolíneas regulares, hayan dejado de caer, y empiecen a recuperarse en breve. Y, de ser finalmente así, una primera conclusión sería que la intermediación, lejos de haber sido arrinconada, cobre la importancia que merece.
El agente de viajes lleva observando en silencio cómo determinados proveedores, en especial low cost aéreas, han estado cuestionándole, mientras le hurtaban parte del negocio. Pero, como decían los héroes del cómic, se acabó lo que se daba. Pagar lo justo por un servicio adecuado es una vieja regla del mercado que, con la crisis, recupera validez. Y parece llegado el momento de que quienes apostaban por eliminar la agencia muerdan el polvo, y que los agentes recuperen la autoestima.
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