Los factores en los que cimenta su discurso son la disminución del tráfico aéreo a consecuencia de la crisis económica, que podría rondar el 2,5%, y la renovación de los aviones en busca de una mayor eficiencia. Según afirma Bisignani, en los 11 primeros meses de 2008 se entregaron un total de 1.037 aviones —entre un 20% y un 30% más eficientes—, reemplazando a 881 aviones antiguos e ineficientes.
El director general de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo IATA considera que el trabajo conjunto de las aerolíneas, aeropuertos y proveedores de navegación aérea ha permitido ahorros de 59 millones de toneladas de CO2 desde 2004, lo que equivale a más de 9.000 millones de euros en combustible. En este sentido, Bisignani resalta que pese a la crítica situación que atraviesa el sector aéreo, "estamos determinados a continuar ofreciendo soluciones efectivas que reduzcan las emisiones de la aviación".
Bisignani incide en el compromiso "firme y fuerte" de la industria aérea por reducir sus niveles de contaminación, que en la actualidad suponen el 2% de las emisiones globales de CO2. De este modo, el transporte aéreo se ha marcado como objetivo lograr en 2020 una mejora del 25% de la eficiencia del consumo de combustible en comparación con 2005.









