La actual coyuntura económica ha actuado como selección natural en un Sector que estaba claramente sobredimensionado. Esta debilidad se ha llevado por delante a muchos recién llegados al segmento de las agencias de viajes, especialmente a jóvenes emprendedores franquiciados, así como a no pocos puntos de venta de grandes redes, que compartían una misma realidad: su falta de rentabilidad. Cuestión aparte es el drama de los cierres por asfixia financiera, de aquellos agentes que no tenían patrimonio personal con que avalar la renovación de las vitales líneas de crédito.

