«A principios de marzo harán 15 años desde que el incomparable y magnífico Palacio de Congresos de Madrid se incendió. 15 largos años en los que, a base de parches y pintura (cuando lo hicieron), el palacio trabaja con sólo el 70% de sus posibilidades.
812 plazas del Auditorio B; cuatro Salas Canarias de la primera planta; despachos polivalentes de las plantas 3 y 4 están sin utilizar desde entonces. Vale, no es fácil cerrar un palacio para reconstruir lo destruido por el fuego o mejor aún, rehacerlo totalmente por dentro modernizándolo. ¿Cuántas actividades se dejarían de hacer y durante cuánto tiempo? ¿Qué hacemos con el sobredimensionado número de empleados que tiene? Serían algunas preguntas que nos deberíamos hacer.
Otras preguntas sin responder
Pero hay otra serie de preguntas que aún, y después de 15 años, también siguen sin respuesta. ¿Este larguísimo retraso se debe sólo a una razón económica? ¿Es lógico que el palacio pertenezca al único ente del Ministerio de Turismo que no tiene jurisdicción en el territorio español? ¿Por qué su gestión es responsabilidad de TurEspaña, cuya labor es la promoción internacional de nuestro turismo? Es un despropósito que ya raya en una falta imperdonable de organización y operatividad.
El mentidero dice que el palacio debería ser gestionado por el Gobierno autónomo o por el Ayuntamiento. Si por razones que desconozco eso es inviable, ¿también lo es hacer un concurso y que sea una empresa privada la que asuma su reconstrucción y explotación? Lo que sí sé es que ya está bien».










