Unos 12.000 millones de euros de beneficios y cerca de 80.000 puestos de trabajo. Estas serán, grosso modo, algunas de las consecuencias indirectas que conllevará, según apuntan desde el Ministerio de Fomento, la aplicación de ‘cielos abiertos’. La Unión Europea y Estados Unidos han concluido la última ronda de negociaciones de dicho tratado, a través del cual se liberalizará el mercado trasatlántico en una zona común de aviación que abarca el 60% del tráfico mundial de pasajeros.
Según explica el Ministerio de Fomento, el texto acordado "alcanzará el rango de tratado internacional en los próximos meses", ya que aún debe ser aprobado por los ministros de Transportes de la UE, que se reunirán en junio. Con esta ratificación se pondría fin a tres años de negociaciones, logrando de este modo "una de las principales prioridades de la presidencia española en el ámbito del transporte".
En el texto se incluyen avances de "gran trascendencia" en materia medioambiental, de armonización normativa, de reconocimiento mutuo de autorizaciones y de competencia. Además, EE UU se compromete a suprimir las restricciones que impiden a una aerolínea europea comprar una compañía aérea norteamericana. Asimismo, permitirá que las aerolíneas europeas puedan transportar a personal involucrado en contratos públicos con la Administración de EE UU, e incrementará la cooperación en aspectos de aviación civil y seguridad de las operaciones.
Finalmente, el convenio establece la creación de un Comité Conjunto, formado por representantes de ambas administraciones y de los respectivos sectores interesados, que permitirá "continuar avanzando en la práctica en la liberalización y apertura de los mercados", reforzando así las posibilidades de nuevas alianzas transoceánicas entre compañías aéreas. De este modo se amplía el acuerdo suscrito entre la UE y EE UU en 2007, y en vigor desde 2008, con el que se permite a cualquier aerolínea europea y norteamericana realizar un número ilimitado de rutas aéreas entre cualquier punto de ambas regiones.
‘Este acuerdo no hace progresos con respecto a la propiedad’
La Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) critica que este acuerdo no hace "progresos significativos" con respecto a la propiedad, lo que le parece "decepcionante en un momento crítico como éste". "El acuerdo no supone un paso atrás, pero no nos permite avanzar", lamenta el consejero delegado de IATA, Giovani Bisigniani, quien alerta de que la sostenibilidad financiera de la industria del sector aéreo depende de las libertades comerciales corrientes. Por ello, Bisigniani reclama que se mantenga este asunto como uno de los de más "urgente" atención.
Sin embargo, IATA ha dado la bienvenida a la reafirmación mediante el acuerdo de que los asuntos medioambientales seguirán siendo dirigidos desde la Organización de Aviación Civil Internacional (OIACI). "La OACI es el organismo correcto para alcanzar un acuerdo global y sectorial con respecto a las emisiones de carbono del sector de la aviación", subraya Bisigniani. "Doy la bienvenida a la reafirmación de esta medida, ya que la industria sigue persiguiendo sus ambiciosos objetivos medioambientales para mejorar la eficiencia del combustible en un 1,5% al año hasta 2020, lograr crecimiento neutro de las emisiones de carbono desde 2020 y reducir las emisiones a la mitad en 2050 en comparación a las de 2005", concluye.










