Aunque una cosa es el deporte y otra, muy distinta, la marcha de la economía, disputar la final del Mundial con Alemania ha llevado a muchos españoles a pensar que "no estamos tan mal". Y eso es bueno. Con independencia del resultado final.
No hay más que ver la enorme distancia que separa a segmentos "optimistas", como el de cruceros (que ha crecido más del 11% en el primer cuatrimestre), de los que afrontan la crisis con actitudes derrotistas. Y lo mismo ocurre con los agentes de viajes. Frente a quienes han hecho sus deberes, adecuando sus estructuras de costes al entorno actual y trabajando con entusiasmo y creatividad, están aquellos que perdieron la apuesta desde el mismo instante en que optaron por tirar la toalla y dar la batalla por perdida.
La voluntad de salir adelante, demostrada con su esfuerzo diario, es una fuerza extraordinaria que está caracterizando a gran parte de los empresarios y profesionales de la comercialización turística en España. Así, pese a los dientes de sierra que caracterizan el pulso de las ventas de cara a la temporada de verano —incluido el parón del mes de junio—, el Sector está demostrando su gran capacidad de resistencia. Tanto en las agencias independientes, que están optando por la integración, como en las grandes redes, que están creciendo en facturación.
Y es que, en muchas ocasiones, querer es poder.









