Y aunque la rivalidad con Sabre, pionero GDS norteamericano, explique parte del conflicto, estos problemas en la Red son tan constantes como antiguos. Ahí está la deplorable actuación de Ryanair con las agencias online (y offline) para demostrarlo. O las grandes presiones que sufrieron tanto Expedia como otras agencias virtuales desde sus orígenes.
Las agencias que sólo venden en la Red tienen una problemática cada vez más parecida a la del resto del Sector, además de dificultades añadidas que las online ven como cosa propia: el peso determinante del factor precio, la agresiva venta directa de los transportistas, el frenazo de sus expectativas de crecimiento a causa de la crisis, la endémica falta de rentabilidad, o la sostenibilidad futura de un modelo cuya consolidación está por demostrar, por solo citar cinco problemas. Pero, ¿acaso no afrontan también estos mismos problemas gran parte de las agencias físicas con tienda a pie de calle?
El Sector debiera recordar que un rechazo similar al que se dispensa hoy a las online se produjo hace dos décadas con Viajes El Corte Inglés (a cuyos profesionales muchos agentes tradicionales descalificaban llamándolos "tenderos") o a los "halcones" de la red minorista de Juan José Hidalgo. Alguna Asociación empresarial falsamente purista les negó entonces la entrada, alegando que "no eran agentes", para ocultar la presión lobbista que, desde dentro, ejercían algunas grandes redes minoristas "de toda la vida", como la (paradójicamente) hoy extinta Viajes Marsans.
El rechazo que algunos directivos y agentes tradicionales mantienen, alegando no se sabe qué pureza de sangre, se alimenta precisamente del discurso radical de no pocos online, que marcan las diferencias con los offline. Y así, en lugar de trabajar todos juntos ("haciendo Sector") cada uno hace la guerra por su cuenta, con las nefastas consecuencias que son bien conocidas. Y, como siempre, a río revuelto ganancia de pescadores… y de alguna Asociación empresarial insolidaria que, gracias a las agencias en la Red, presume de volumen de facturación.
Es comprensible que las agencias online se hayan abierto hueco a codazos, como suele ocurrir con quien cuestiona el statu quo dominante. Pero la técnica del paracaidista y la descalificación del Sector por parte de algunos de estos nuevos agentes resulta tan anacró-nica como las resistencias propias de los instalados.
Su volumen de facturación y clientes confiere a los agentes online una cuota de mercado que, lo quieran o no, les hace ser parte del sistema. La cuestión es si les conviene seguir haciendo la guerra por su cuenta o, al igual que en su día hicieron las grandes redes emergentes, asumen su posición en el mercado y la defienden desde las Asociaciones, incorporándose a sus directivas. Porque cada vez es más lo que les une, que lo que les separa.
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