Con la llegada del nuevo año hemos asistido a multitud de noticias relativas a los incrementos del billete de transporte urbano, en la práctica totalidad de las ciudades españolas, algunos muy leves (de algunos céntimos) y otros desproporcionados (como en Madrid). Es posible que se deban dar explicaciones al respecto de este último caso, porque si lo que se quiere es fomentar el uso del transporte público, ser agresivo con los precios y beneficiar al usuario ocasiones frente al habitual no parece la mejor política posible. Del mismo modo, el transporte regular ha visto sus tarifas incrementadas en un 1,7%, a todas luces insuficiente para ajustar el déficit, máxime cuando es a cuenta de la subida estipulada para comienzos del mes de abril.


