El afán que tienen algunos de los responsables de Transporte por enmascarar la subida de los precios del transporte urbano es digno de admiración. En el caso catalán, por ejemplo, acabamos de conocer que el incremento estará por encima del 10%. En el madrileño, todavía es una incógnita. Se supone que la subida será una realidad, pero no se conoce ni cuándo ni cuánto. Ni siquiera el cómo, porque el consejero Beteta ha manifestado su intención de revisar la forma de pago, dejando caer la posibilidad de que se abone el billete por kilómetro recorrido. Algo altamente complicado en la extensa red de transporte público de la Comunidad de Madrid. El caso es retrasar lo inevitable.

