De no formalizarse ya las reservas, la contracción del consumo de vacaciones podría suponer una debacle para agentes de viajes y proveedores. Entre las previsibles consecuencias estaría el eventual cierre de otro millar de puntos de venta entre septiembre y diciembre.
Por su parte, los turoperadores y transportistas —que esta temporada han evitado asumir riesgos y programar operaciones chárter masivas—afrontan una temporada que, de confirmarse las previsiones, podría llevarles a pérdidas durante este ejercicio.
Esta situación se ve agravada por el incremento de la fiscalidad sobre el Sector Turístico, que ha rechazado con rotundidad (aunque se vea obligado a aceptarlo) la subida de tasas aeroportuarias con carácter retroactivo, en una época clave en las operaciones como es la temporada alta.
Todo ello mientras sobre el Sector se cierne la peligrosa amenaza, cual espada de Damocles, de un inminente incremento del IVA reducido que se aplica a restauración, transportes y hotelería, al tipo general, así como la subida del tipo general desde el actual 18%, al 21%, 22% o 23%… Pérdida del IVA reducido que se intenta justificar para que el impuesto sobre el valor añadido se equipare en España a los demás países de la Unión Europea, cuando la restauración en países directamente competidores como Francia mantienen un IVA "superreducido", varios puntos por debajo del reducido que se aplica en España. Para colmo, la retroactividad en el incremento de las tasas aeroportarias y la subida del IVA en julio, obligando a hoteleros, transportistas e intermediación a absorberlo con cargo a sus cuentas de resultados, "sería un golpe mortal" para el Sector Turístico, en lapidaria expresión del presidente de la Mesa del Turismo (y ex ministro de Exteriores), Abel Matutes.
El Emisor español se encuentra entre la espada (el incremento de la presión fiscal) y la pared (el derrumbe del consumo de viajes y vacaciones).
Sin embargo, desde el Gobierno y la opinión pública se repite hasta la saciedad que el Turismo va bien, apoyándose exclusivamente en unos datos de receptivo que, además, están coyunturalmente inflados por los desvíos de turistas provocados por la primavera árabe.
El Ministerio de Industria, Energía y Turismo y su Secretaría de Estado de Turismo han de tomar conciencia de que el Emisor, al igual que el Receptivo, es parte esencial del Turismo en España. Y que tanto los transportistas como la hotelería se ven lastrados por la grave situación que sufre el Emisor. Sin olvidar que la intermediación formada por agencias y turoperadores da empleo a más de 50.000 de españoles y es esencial para que nuestro Turismo tenga futuro.
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