El largo y complicado camino que está recorriendo la futura Ley de Financiación del Transporte Público ha cubierto una nueva etapa. Hace escasas fechas, el Senado aprobó una resolución para instar al Ejecutivo a acelerar sus trámites. Sin duda, una buena noticia. Bien es cierto que los plazos se están dilatando más de lo esperado en un principio, pero también lo es que no existen demasiadas piedras en el camino. Y desde luego, ninguna insalvable. La conveniencia de adoptar una Ley que, por otra parte, ya existe en todos los países de nuestro entorno, no admite debate posible. Por lo tanto, y dado que todos los actores están de acuerdo, solo falta que su tramitación burocrática recibe el impulso definitivo.

