Con esta medida Bruselas pretende adaptarse a los avances científicos y tecnológicos que se han producido en el sector aéreo desde 2006, año en el que se creó la anterior normativa. El objetivo que se persigue con la nueva legislación es aumentar la eficiencia de las operaciones aéreas, "manteniendo un alto nivel de seguridad", informan desde el Ejecutivo comunitario. Para lograrlo, a partir de ahora el sistema de control y de certificación será más simple y tendrá en cuenta la complejidad de los vuelos de cada compañía aérea, distinguiendo, por ejemplo, entre las que operan rutas locales o internacionales.









