La capacidad de regeneración de los océanos comienza a verse superada por los cada vez más elevados niveles de contaminación que produce el hombre. Un claro ejemplo de ello es la llamada ‘isla de basura’, también denominada ‘sopa de plástico’, situada en el giro oceánico del Pacífico norte. Se trata, según las últimas investigaciones científicas, de una masa que alberga más de tres millones de toneladas de residuos y cuya superficie equivale a un tercio de Europa. Este basurero flotante se caracteriza por tener concentraciones excepcionalmente altas de plástico suspendido y otros desechos, atrapados por las corrientes marinas rotativas.
Varios estudios demuestran que un gran número de peces, aves y mamíferos de la zona donde se encuentra la isla de basura ingieren plásticos, provocándoles en muchas ocasiones la muerte, y afectando indirectamente a los humanos, a través de la cadena alimenticia. Además, esta acumulación de residuos atrae a muchos insectos que utilizan la superficie para depositar sus huevos, alterando el balance natural del ecosistema. Aunque, tal y como se demostró en 2009, el Atlántico Norte también alberga una mancha de basura, la gran sopa de plástico del Pacífico se ha convertido en el mayor vertedero del planeta y en la evidencia del poder contaminante del ser humano sobre su entorno como consecuencia de las prácticas no sostenibles.
¿Cómo puede afectar la existencia de la ‘isla de basura’ al Turismo?
En una entrevista concedida a NEXOTUR, el director del Programa de Desarrollo Sostenible del Turismo de OMT, Luigi Cabrini, reconoce que "nos encontramos ante un problema de gran importancia que afecta a los ecosistemas marinos y, por ende, a la sociedad y al Turismo". "El Turismo costero es uno de los más demandados, por lo que la contaminación del agua y de las playas le puede afectar gravemente", señala.
Es por ello que advierte de que "si no se toman medidas para controlar y evitar el crecimiento de esta masa de basura, podría tener consecuencias muy negativas para el Turismo". No obstante, asegura que "todavía estamos a tiempo de frenar esta catástrofe natural, que tendrá mayores probabilidades de ser combatida con éxito cuando reaccionemos". "Científicos de todo el mundo están estudiando distintas formas de retirar los residuos del mar, lo cual no es tarea fácil teniendo en cuenta que el plástico no es biodegradable y que va fraccionándose en trozos cada vez más pequeños", indica.
Sin embargo, Cabrini reclama que, "además de buscar soluciones para esta catástrofe, se ataque el problema en su origen: la enorme cantidad y mala gestión de los residuos generados en la tierra", de donde procede el 80% del material de la ‘isla de basura’ del Pacífico. Asimismo, asegura que "la gestión de los residuos debe ser también una prioridad para el Sector Turístico".
Mayor sensibilización de los turistas y las empresas
Un informe sobre el Turismo en la Economía Verde, elaborado por la OMT y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), revela que cada turista internacional que visita Europa genera alrededor de un kilo de residuos sólidos al día, alcanzándose los dos kilos por persona y día en Estados Unidos. El documento muestra también cómo el Turismo puede afectar a la calidad del agua, a través, por ejemplo, del vertido de aguas residuales no tratadas. "Incluso en destinos maduros, como las poblaciones costeras del Mediterráneo, el vertido directo de los hoteles de aguas residuales no tratadas sigue siendo una práctica habitual", asegura el director del Programa de Desarrollo Sostenible del Turismo de la OMT.
Por ello, Futuralia y la OMT abogan por "reducir el impacto negativo del Turismo utilizando prácticas de gestión medioambiental, tratando y depositando adecuadamente los residuos restantes, así como implementando planes de compra sostenible para adquirir solo suministros provenientes de fuentes sostenibles". Además, destaca que "una disminución en los niveles de generación de residuos mejora el rendimiento financiero del sector privado, mientras que una mejor gestión de los mismos crea oportunidades de empleo y aumenta el atractivo del destino".
Aunque es más que evidente que aún queda un largo camino por recorrer, Cabrini resalta que "hoy en día hay una mayor sensibilización respecto a la sostenibilidad del Sector Turístico". "Tanto empresas como turistas son cada vez más conscientes de la necesidad de respetar y proteger el medio ambiente y el bienestar de las poblaciones locales". Asimismo, en los últimos años "hemos asistido a un cambio en los patrones de consumo de los turistas, cuyas elecciones están cada vez más influenciadas por consideraciones de sostenibilidad mediombiental".










