Casi ningún estamento o institución se libra de una corriente de rechazo y deslegitimación que no es precisamente buena para España como destino. Sólo el mal ajeno ayuda a nuestro receptivo. Sea la inestabilidad de los competidores de la cuenca del Mediterráneo, o las catársis de otros miembros de la Unión Europea, como es el caso de Italia. Crecer sobre la inestabilidad es difícil, especialmente si requiere de inversión y confianza. La estabilidad es un requisito básico para mantener la posición receptiva de España, e iniciar la recuperación económica, con la consiguiente activación del consumo de viajes, que precisa el emisor. Â


