Una vez computados todos los datos correspondientes al año 2012, aportados por el INE, se confirma que el flujo de usuarios del transporte público en nuestro país mantiene una tendencia negativa en la práctica totalidad de sus segmentos, a excepción de, curiosamente, el laboral. El urbano y el discrecional, a pesar de que sus volúmenes son muy dispares, coinciden en presentar los peores balances. En el caso del primero, perdió más de un 4% de su volumen, rozando los 132 millones de viajeros, mientras que el discrecional puro se quedó en poco más de 10 millones de clientes, cayendo más del 5%. El interurbano en su conjunto perdió un 1,7% de volumen, con 49,3 millones de usuarios, siendo las cercanías las que más sufrieron.

