Su decoración se ha realizado en casi su totalidad con piezas de anticuarios, tanto en cada una de sus nueve habitaciones como en las zonas comunes.
Dormir en un museo naval, rodeado de maquetas de los barcos más legendarios de siglos pasados o tener una biblioteca de dos plantas dentro de la habitación, forman parte de algunas de las singularidades de este hotel de cuatro estrellas.









